La competitividad en las empresas publicas, por Kurt Burneo
A pesar de las recurrentes malas noticias económico-financieras de algunas empresas estatales, las que no solo reportan pérdidas, sino también reducciones en sus niveles de competitividad, inclusive; en contraste, una empresa pública como el Banco de la Nación en el 2023 destacó no solo por haber generado utilidades de S/ 1,630 millones, sino por la prioridad puesta por la administración en la mejora de su competitividad. Es así que, desde el 2023, se inició la formulación de un proyecto de inversión para la Transformación Digital del banco y, dado lo avanzado, en estas semanas se termina con las autorizaciones, luego de que en este 2025 se ejecutará dicho proyecto, contándose con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), intermediado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Con una inversión de USD 65 millones, el proyecto busca modernizar los servicios financieros que presta el BN, considerando como objetivo central del proyecto coadyuvar a una mayor inclusión social en todo el Perú, sobre la base de una más extendida inclusión financiera con un componente importante de ciberseguridad. El propio BID señala el rol central que detenta el BN en el progreso hacia un desarrollo más inclusivo del Perú, donde ciertamente la transformación digital es funcional a una indispensable expansión en magnitud y calidad de su oferta de servicios.
Sobre esto último, debo referir que, en la formulación del proyecto, se estimó la brecha Oferta-Demanda relacionada con la población que actualmente accede a los servicios financieros del BN de manera deficiente o sin acceso a estos. Se identifican servicios para los cuales existe una demanda, pero que no están siendo lo suficientemente atendidos de manera satisfactoria debido a limitaciones, principalmente de la plataforma tecnológica actual. Los cinco servicios identificados son: Pagaduría, Recaudación, Cuenta de ahorros, Cuentas corrientes, Préstamos y créditos.
La diferencia entre la demanda existente y la oferta optimizada refiere a una situación en la que, con algunas mejoras en la plataforma tecnológica, no se tendrían limitaciones importantes y así se podría satisfacer la demanda de los cinco servicios antes identificados.
El caso es que, debido a las restricciones tecnológicas actuales, la oferta optimizada es nula, lo que significa que no se puede proporcionar una atención de calidad para cubrir la demanda existente. Por lo tanto, la brecha Oferta-Demanda se determinará como la diferencia entre la demanda actual y la oferta optimizada, que, en este caso específico, se traduce en un valor que refleja las limitaciones y las áreas donde se debe mejorar la capacidad productiva de servicios del BN (determinados principalmente por su plataforma tecnológica) y así satisfacer de manera adecuada las necesidades de la población.
¿Cuáles son los ejes estratégicos de este proyecto de Transformación Digital?
a) Reforzar las capacidades del BN para crear y ofertar productos digitales alineados con las demandas de los usuarios.
b) Aumentar la capacidad digital e interoperabilidad de los servicios, facilitando una conexión fluida y eficiente entre distintas plataformas.
c) Progresos en la ciberseguridad, protegiendo datos y transacciones.
Por otro lado, los componentes principales de este proyecto son:
i) Mejoramiento de la capacidad institucional.
ii) Mejoramiento de la capacidad digital.
iii) Mejoramiento de la infraestructura tecnológica con ciberseguridad.
Debo precisar que la inclusión financiera no implica solo el acceso a herramientas financieras, sino también el uso recurrente de estas a fin de mejorar la gestión financiera de personas y empresas. Es justamente el uso continuo de estas herramientas el desafío principal de una sostenible inclusión financiera, en un contexto de privatización del BN, en el entendido de que una empresa pública se privatiza cuando se gestiona en base al mercado donde opera.
Debo señalar, además, que una más extendida inclusión financiera está sujeta a factores exógenos al BN. Por ejemplo, cuando esta inclusión implica una extensión de la formalidad también, y esto último puede generar un aletargamiento de la velocidad de marcha de la inclusión financiera. A manera de ejemplo, hoy las municipalidades, frente a obligaciones impagas de sus contribuyentes, no inician juicios de embargo para presionar al pronto pago, sino que lo que hacen es congelar las cuentas de los contribuyentes en el sistema financiero. El no acceso efectivo a sus cuentas como posibilidad adversa se constituiría como un potente disuasivo para ser formal en general y estar incluido financieramente. Esto nos lleva a un argumento central para no ser formal: costos ciertos e inmediatos y beneficios inciertos.
En conclusión, es perfectamente posible —aunque algunos no lo crean— que una empresa pública técnicamente manejada sea rentable y esté en sostenida búsqueda de mejoras en su competitividad. El BN en el 2023 sería un ejemplo de ello.