La familia y el abogado de Tito fueron a buscarlo a su casa en Burguillos, a 20 kilómetros de la Audiencia de Toledo, donde este hombre de 75 años iba a ser juzgado junto con su hijo, Tito Pedro , de un delito de atentado. Un informe forense acreditaba que tenía un trastorno neurocognitivo leve que le impedía declarar en el juicio, pero la presidenta del tribunal, María Jiménez, solicitó que el procesado compareciera esta mañana para oír su versión: se les acusaba de un atentado contra el alcalde y un concejal de su pueblo a primera hora de la mañana del lunes 13 de mayo de 2019, a menos de dos semanas de las elecciones municipales. Con tres horas de retraso, Tito declaró en la sala noble de la Audiencia: «Como no he hecho nada, no voy a contestar a nadie. No reconozco los hechos, no he hecho nada». Su abogado, Ángel de la Cruz, le recordó entonces lo que habían hablado en el vestíbulo unos minutos antes: él se declaraba autor de los hechos y su hijo se acogía a su derecho a no declarar. «Le dije que le iba a matar con el bastón, pero no he hecho nada», añadió Tito a continuación. A preguntas de la fiscal, que pedía más de tres años de prisión para cada uno como la acusación particular , Tito aclaró: «Yo amagué con que le iba a matar, y qué a gusto si lo hubiera matado entonces». Por la indiferencia con la que hablaba el anciano, la presidenta del tribunal le advirtió que «estamos en un acto muy serio», y Tito se desdijo: «Yo no pegué a nadie» . En esta espiral, la fiscal le preguntó seguidamente si amenazó al alcalde, José Castro, y al edil José Ruiz con una frase: «Ven pa cá, da la cara, te voy a matar, te tengo 'sentenciao'». «Yo no me acuerdo», contestó Tito. Sin embargo, se retractó cuando la abogada de las víctimas, Fátima Gutiérrez, le interrogó. «Que le amenacé no lo voy a discutir, pero no me acuerdo de más. La memoria la tengo fatal», declaró. Su hijo, de 47 años, se acogió a su derecho a no declarar y el alcalde por entonces contó cómo sucedieron los hechos, a cuenta de los trabajos municipales en una pérgola instalada en la plaza de la Constitución, junto al Ayuntamiento. Había «un ambiente crispado» en el pueblo por las elecciones municipales y se concentraron una docena de personas. José salió del consistorio para explicar lo que se iba a hacer y Tito se encaró con él, «pero nada más», puntualizó el regidor. En cambio, al concejal José Ruiz lo amenazó de muerte y le dio un bastonazo en la cabeza, lo que le provocó un chichón sin mayores consecuencias físicas. «Me dijo brutalidad y me quería hasta matar», recordó el edil ante el tribunal. «El hijo ni me amenazó ni me golpeó. Estaba en ese grupo y de ahí salían palabras» , señaló Ruiz. Finalmente, la fiscal y la abogada de las víctimas, que renunciaron al resto de testimonios al igual que la defensa, retiraron la acusación contra el hijo. Sobre el padre, rebajaron la solicitud inicial y pidieron un año de prisión y una multa de cuatro meses, a razón de cuatro euros diarios. La defensa de Tito manifestó su conformidad, por lo que el tribunal lo condenará a la pena propuesta en la sala. El exalcalde está contento porque «no se trata de hacer daño a nadie, sino de que se haga justicia. Y se ha hecho justicia». «Es cierto que hemos bajado nuestras pretensiones, pero a veces es útil y necesario para encontrar un acuerdo y todo el mundo salga medio bien. Ha reconocido que el comportamiento de aquella mañana fue delictivo, y para mí y para el equipo de gobierno de entonces nos parece más que suficiente», declaró José Castro tras la vista oral.