Descalabro total de un Betis que descarriló de principio a fin y se despide de la Copa del Rey en los octavos de final de dicho torneo merced a la peor goleada del curso en fondo y forma ante un Barcelona que no tuvo piedad de los verdiblancos, ya que fueron hasta cinco los goles que se contaron en contra, y uno a favor; todos ellos repartidos en su autoría pero con un denominador común: el recital de Lamine Yamal. El suspenso general menos para Jesús Rodríguez, que provocó el penalti final, fue la tónica para el adiós de un Betis que nunca plantó cara ante el supercampeón de España, demasiado superior en todas las líneas y fases del juego, por más que Vitor Roque maquillara el resultado final transformando dicha pena máxima.
