Cuando patrocinas odio, consigues violencia . Y la violencia, al igual que la juventud, es la trinchera anárquica de la sinrazón, en la que solo mandan el porque sí y el porque no. En el mismo momento en el que conviertes todo en una confrontación de buenos y malos, de tuyos y míos, de muros y líneas que delimitan, estás fomentando el enfrentamiento, dándole alas a la barbarie para que vuele y haga nido, como un pájaro venenoso, en la cabeza de las personas. Cuando los adultos se aferran a un extremo para que la montaña rusa de la polarización no los arrolle, se olvidan de legar a sus hijos la herencia que vertebra a todas las sociedades que merecen...
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