Una Sanidad libre de sectarismo

La ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado esta semana que prohibirá la compatibilidad del ejercicio profesional entre la sanidad pública y la privada a los jefes de servicio y que obligará a aquellos que han terminado el MIR a trabajar durante sus cinco primeros años solo para la pública.

Este es el enésimo ataque ideológico contra los profesionales y, por ende, contra los pacientes y lo más triste, contra ese tesoro común de todos los españoles que es nuestra Sanidad, esa que tanto dice defender.

La falta de profesionales en el Sistema Nacional de Salud es un hecho que llevo denunciando y reclamando desde que tuve el honor de aceptar la responsabilidad que me encomendó la presidenta Isabel Díaz Ayuso. No es momento de más prohibiciones, de más restricciones, ni de limitar la voluntad de cada profesional sanitario. Medidas como las anunciadas tienen un único objetivo, destrozar la sanidad y recortar la libertad.

Estamos hablando de una profesión liberal que por su idiosincrasia siempre ha podido compatibilizar el trabajo en el ámbito público y privado, en base a la ética, la responsabilidad y el compromiso del profesional que no debemos poner en duda. Eso sí, hay que premiar la excelencia y perseguir la indolencia.

Además, esta ministra no predica con el ejemplo y obviando precisamente esa exclusividad que demanda a otros, curiosamente compatibiliza su puesto de ministra con un cargo ejecutivo en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es más, cobró dos sueldos públicos mientras estaba de baja en la Asamblea de Madrid. Aunque lo más desolador ocurrió durante la pandemia cuando boicoteó el Zendal con centenares de enfermos dentro. Ella debería haber estado trabajando a nuestro lado salvando vidas.

Mónica García es una activista detrás de una pancarta, que vive anclada en la oposición, porque no ha superado su derrota por mayoría absoluta frente a Isabel Díaz Ayuso. Es una suerte de caballo de Troya instalado por obra y gracia del Sanchismo en el Ministerio de Sanidad. Es la primera ministra del ramo que apenas aterrizó en el cargo se manifestó contra la mejor Sanidad de España, y una de las mejores de Europa, como es la madrileña, aunque la realidad es que se estaba manifestando contra sí misma.

Su sectarismo, su obsesión con la Comunidad de Madrid, su débil posición en el Consejo Interterritorial, donde sistemáticamente ignora el criterio técnico y pierde las votaciones frente a la mayoría de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular, se une a una profunda falta de lealtad institucional, y un hondo desconocimiento en materia de gestión que la desvían del fin mismo de un político, que es mejorar la vida del ciudadano.

Y es que desde que entró busca nuevas polémicas donde no existen con el único objetivo de imponer debates ideológicos con intereses partidistas y que en nada ayudan al ciudadano. Recordemos ocurrencias tan variadas y sonadas como las famosas auto bajas, su proyecto de ley de Listas de Espera, la creación de una empresa pública farmacéutica, las penosas declaraciones sobre algo tan serio como es el empleo de psicofármacos asociado a la salud mental, o el enorme enredo de Muface donde ha evidenciado aún más la fractura del Gobierno Frankestein y ha puesto en jaque a más de un millón y medio de funcionarios, situándolos en un limbo asistencial. Allí donde no hay un problema y las cosas funcionan, Mónica García se sitúa en la atalaya del enfrentamiento, el ataque ideológico y la sinrazón.

Todos debemos trabajar por unas mejores condiciones laborales y en incentivar a nuestros profesionales sanitarios en lugar de desalentarlos y alejarlos. Con medidas como las anunciadas será cada vez más difícil cubrir puestos clave, perderemos talento y empeoraremos la calidad asistencial.

El borrador de ley que ha presentado ataca a la profesión y no soluciona ninguno de nuestros problemas, y lo peor es que no ha contado ni con las comunidades autónomas, ni con los colegios profesionales, porque huye del debate democrático.

Frente a la imposición, el sectarismo y el recorte de libertades desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid defenderemos siempre los derechos y la libertad de nuestros sanitarios para garantizar una atención excelente al ciudadano. El Gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso nunca abandonará ni a los profesionales, ni a los pacientes como sí hace el Gobierno de Pedro Sánchez y defenderá siempre sus derechos y la Libertad.