Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez: “La situación política me entristece profundamente”
Ana Iríbar, viuda de Gregorio Ordóñez, el concejal del PP de San Sebastián y parlamentario vasco asesinado por ETA en 1995, sigue echando de menos "al marido y al padre", pero también "al político", especialmente ahora en que la situación política española le "entristece profundamente".
El próximo 23 de enero se cumplen 30 años del crimen de este político carismático que nunca se había callado ante la banda terrorista y cuyo asesinato, después de reiteradas amenazas, causó un fuerte impacto en los partidos democráticos y en la mayoría de donostiarras.
Para recordarle, familiares y amigos crearon ese mismo año la Fundación Gregorio Ordóñez, que el pasado año se integró como instituto en FAES, la entidad de análisis y estudios sociales presidida por José María Aznar.
Pregunta: ¿Ve lejos ya esa fecha?
Respuesta: Goyo no ha dejado de ser recordado en estos 30 años. Su ausencia sigue siendo una realidad en mi vida y la de mi hijo, pero creo que también se hace notar en la política, en la sociedad y en San Sebastián.
P: ¿Echa en falta a un Gregorio Ordóñez en la política actual?
R: Siempre he echado en falta al padre y al marido, pero también al político. Ahora solo veo falta de respeto, solo veo cómo se lanzan auténticos torpedos verbales, solo veo una política dirigida al poder. Gregorio decía que los partidos políticos son máquinas de asalto al poder y hoy más que nunca se han convertido en eso, lamentablemente.
Goyo gobernó en el Ayuntamiento de San Sebastián con el PNV, con Eusko Alkartasuna, con Odón Elorza. Ahora, por desgracia, eso es imposible. Hay una tensión política, una tensión de partidos que están abducidos y tensados por las minorías como no había pasado nunca.
P: ¿José María Aznar es el dirigente del PP al que se ha sentido más unida?
R: Sí, me sigo sintiendo unida, especialmente unida. Cada vez que le hemos llamado, para entregar un premio o para cualquier cosa, siempre ha estado ahí. Está mal que lo diga yo, lo tendría que decir él, pero sé que José María Aznar lleva a Gregorio Ordóñez en el corazón.
Con la política de Rajoy no estuve de acuerdo. No creo que Rajoy explícitamente negociara con ETA, pero sí continuó la negociación que ya había iniciado José Luis Rodríguez Zapatero. Nunca he apoyado una negociación con ETA.
P: La izquierda dice que Aznar también lo hizo y fue el único que utilizó la definición de MLNV (Movimiento de Liberación Nacional Vasco).
R: Aznar efectivamente hizo esa declaración desafortunadísima, que nos puso a muchos los pelos de punta. Entiendo que un Gobierno que llega cuando en este país hay una organización terrorista activa, su primera preocupación sea acabar con esa organización y entiendo que quisiera contactar con ella. Lo haría yo misma. Otra cosa es que se negocie, que se siga una ruta aprobada, firmada con ellos.
P: ¿Cuál es el mayor reproche que le hace a los gobiernos que siguieron al de Aznar a partir de 2004?
R: La negociación y el seguidismo a esa negociación. La sola palabra me parece humillante para las víctimas, a las que siempre nos ha preocupado la impunidad y, sobre todo, teniendo en cuenta que hay cientos de asesinatos de ETA sin resolver.
También esa utilización de todo lo que tiene que ver con el terrorismo por parte del Partido Socialista hoy en día, como el hecho de que las competencias penitenciarias se hayan trasladado al Gobierno Vasco, y esa facilidad con la que, si piden perdón los terroristas, ya tienen más derechos que los presos comunes.
P: ¿Qué es lo que le importa de la cuestión penitenciaria?
R: Me importa un bledo que me pidan perdón, de hecho nadie me ha pedido perdón. Pero no me sirve de nada un terrorista arrepentido, ha asesinado y eso es irreversible. Me sirve de mucho que se cumpla la ley, que haya justicia, que los terroristas cumplan su condena.
Y desde luego, el proyecto político que defendieron no tenía que tener espacio público. Para eso hay una ley de partidos. Ese acuerdo por las libertades y contra el terrorismo que estará escondido en el último de los cajones. No me parece justo.
P: Cuando ETA mataba, se decía que por las vías políticas todo se puede defender.
R: No estoy de acuerdo en que en la política todo sea posible, no creo que todo sea válido en democracia.
P: ¿Cuál sería su exigencia?
R: Está en la ley de partidos. Nadie que haya tenido relación con ETA debe tener espacio en la vida pública y especialmente en la política, como denuncia Covite. No lo considero una afrenta a las víctimas, sino a la democracia española y a las nuevas generaciones que no entienden ese batiburrillo.
Si tú has militado en ETA, quédate en tu casa, haz otras cosas, pero no esto porque eres un mal ejemplo.
P: ¿Qué opina sobre la labor de las instituciones en la construcción del relato sobre lo ocurrido?
R: No están haciendo lo suficiente. Yo estoy un poco aburrida de oír hablar de memoria. Cuando se manosea tanto la memoria por los partidos políticos, pierde su valor y pierde su significado. Yo quiero hablar de historia, quiero hablar de hechos. De la verdad factual a la que se refiere Hannah Arendt.
P: ¿Cómo ha sido su experiencia en las escuelas?
R: Desde la Fundación de Víctimas del Terrorismo y desde la Dirección General de Víctimas del Ministerio de Interior, nos llaman para compartir nuestro testimonio en las aulas. A mí gustaría que me llamaran del País Vasco. El año pasado estuve por fin en un centro, en el Instituto Zumaia, y fue una experiencia maravillosa, sentí que los jóvenes tienen necesidad de escuchar la verdad.
P: ¿Qué recoge el documental sobre su marido impulsado por el Observatorio CEU de Víctimas del Terrorismo?
R: Recuerda el valor social y político, el valor público de un hombre del talante de Gregorio Ordóñez. Es un documental entrañable.
Para mí, lo mejor es Javier Ordóñez (su hijo, que tenía 14 meses cuando asesinaron a su padre). Habla con una claridad y una sinceridad... con toda la honestidad de la que es capaz, y tiene mucha heredada de su padre.
P: ¿Le molesta que su cuñada, Consuelo Ordóñez, haya rehusado participar?
R: En absoluto.
P: ¿Le ha picado a su hijo el gusanillo de la política?
R: Afortunadamente, no (cruza los dedos de ambas manos mientras eleva los brazos). La política siempre nos ha gustado y hablamos mucho de política, pero no.
Ana Burgueño / Efe