La Audiencia Provincial de Cuenca juzga este miércoles, 22 de enero, a T.M.C. , que se enfrenta a una posible pena de doce años de prisión por un delito continuado de agresión sexual a una menor cuando era profesor de religión en un instituto de la provincial. De acuerdo con el escrito de la Fiscalía, los hechos se remontan al año 2016, cuando el profesor, que además de darle clase, conocía a su víctima por su participación en actividades de la parroquia, comenzó a contactar con la menor a través de WhatsApp, enviando mensajes en los que decía cosas como «he soñado contigo», «¿qué quieres que te haga?» o «¿qué me vas a hacer tú a mí?» . Cuando la joven le mostraba su desagrado, él la convencía de que no pasaba nada por hablarlo. Después de varios intentos de T.M.C. por tener un encuentro a solas con la menor, el 14 de mayo de 2016, con la excusa de los preparativos de una vigilia de Pentecostés , logró encontrarse con ella en los salones parroquiales de la iglesia, momento en el que la abordó, siempre según la versión de la Fiscalía, para realizarle tocamientos en sus genitales e instarla a masturbarle, sin que la chica se opusiera a dichos actos «por el importante ascendente que T.M.C. ejercía sobre ella». El día 21 de junio de ese año, concluidas ya las clases, acudió al despacho del profesor, que la instó a mantener contacto sexual. Ante las negativas de la menor, cerró con llave desde dentro la puerta de su despacho y, sabedor que al haber concluido el periodo ordinario de clases no habría gente por el centro, se abalanzó sobre la víctima y comenzó a agredirla sexualmente . El escrito de la Fiscalía explica que «ante la situación de presión emocional y anulación de opciones de defensa por el entorno ambiental», la joven «no pudo sino someterse a T.M.C.». Hechos similares se repitieron hasta en cuatro ocasiones más durante el año en los salones parroquiales y en un solar propiedad del profesor de religión . En todo ese tiempo T.M.C. manifestaba de forma habitual a la menor expresiones del tipo «no te doy un beso para que no te enamores», «una vez que se abre el melón hay que acabarlo» y «yo no puedo hacer esto», generando una fuerte sensación de culpa hacia la menor, que ha sufrido ansiedad, depresión y pesadillas recurrentes que requirieron tratamiento psicológico y psiquiátrico. Los hechos relatados constituyen un delito continuado de agresión sexual descrito y sancionado en los artículos 178.1 y 2, 179 y 74 del Código Penal, por los que el acusado podría ser condenado a doce años de cárcel. La Fiscalía pide también inhabilitación durante 20 años para cualquier profesión en la que pudiera tener contacto con menores, prohibición de aproximarse a la víctima durante catorce años, una década de libertad vigilada y una indemnización de 100.000 euros de la que también deberán responder subsidiariamente la Junta de Comunidades y el Obispado de Cuenca.