El brasileño, con dos goles espléndidos en el primer tiempo, abre la goleada a un Salzburgo débil. Mbappé y Vinicius, con doblete de alta calidad, rematan la clasificación para la eliminatoria previa
El Real Madrid cumplió con los pronósticos y saldó la visita del Salzburgo, uno de los equipos más débiles de la Champions, con una goleada. No tan convincente como la de Las Palmas, pero repleta de acierto y contundencia. Rodrygo Goes aclaró el panorama con dos goles excelentes y la BMV aplastó a un equipo austriaco demasiado joven, demasiado tierno. Vinicius brilla con un doblete de clase, pero se pierde la última jornada por una amarilla evitable.
No por poner muchos delanteros te aseguras un carro de goles. La alineación más ofensiva que se recuerda a Carlo Ancelotti, con la BMV más Rodrygo, Valverde de lateral y Modric en el eje, tenía la sana intención de buscar la goleada que diera al Madrid alguna opción de meterse entre los ocho primeros. En la práctica el Salzburgo, una de las cenicientas del torneo, fue más equilibrado de salida y le bastó con mover con paciencia la pelota para despertar el runrún del Bernabéu. Generaron una ocasión clara los austriacos, una contra tras una pérdida de Bellingham que no bajó (que no lo hace todo bien) y Gloukh, en el interior zurdo, cruzó muy cerca del palo.
Ancelotti ya había agitado los brazos cinco o seis veces, una por cada vez que el equipo se partía por no presionar, cuando Mbappé encontró ocasión para correr. Abrió a VIni, que buscó el centro al otro lado, larguito para Bellingham, y Rodrygo acudió puntual a su cita con la Champions. Interior y a la jaula. Primer remate, minuto 23, y por delante. Y pudo darse por contento el Salzburgo porque en otra acción calcada Vinicius envió arriba su disparo en posición clara para anotar. Finos técnicamente pero tiernos, los austriacos empezaban a deshacerse ante la contundencia del Madrid.
Empezó a crecer Dani Ceballos, que tiene siete pulmones. Lo mismo achica en el extremo derecho para recuperar que ayuda en el lateral zurdo para compensar la falta de ayudas a Mendy. Asociado al utrerano, Bellingham encontró su zona de máxima influencia, de enganche, y empezó a Zidanear. O a rememorar a Guti, con aquel taconazo que sirvió a Zizou contra el Sevilla. Esta a Rodrygo, que tiró la pared a sus espaldas, y Goes, desde el extremo izquierdo, dibujó la parábola perfecta para batir a Blaswich. Poco más pasó en el primer acto, salvo una amarilla a Vinicius por piscinazo que le elimina de la última jornada.
Visto lo de la Copa ante el Celta, el Madrid retornó de vestuarios más afinado. Suficiente para que Mbappé firmase el réquiem del Salzburgo. Tiró la diagonal exquisita Rodrygo desde la derecha, metió a Mbappé que se la dio larga, salió Blaswich confiado y se la rebañó Kylian, explicando por que el equipo austriaco es de los más goleados del torneo. Su técnico, Letsch, trató de contenter la goleada pasando a defensa de cinco, pero no lo logró porque Vinicius aprovechó la coyuntura. Un balón tocadito de Modric le permitió medirse con Tedic, quebrarle y rematar cruzado a la red. Goleada consolidada.
Ancelotti hizo los cambios oportunos, restando esfuerzos a quienes lo juegan casi todo. Metió de nuevo a Alaba para ganar rodaje. Asencio al lateral y Valverde al medio, para que rompiera líneas al galope. Así salió en el quinto, recibiendo de Brahim, para servir a Vinicius, que definió derrochando talento. Quiebro al defensa y remate cruzado. La manita. Debutó Jacobo en Champions y pudo agrandar la goleada el Madrid, especialmente con un remate de Brahim, pero fueron los austriacos quienes anotaron con una gran volea de Bidstrup. Un buen recuerdo que se lleva en una noche plácida para los blancos, que buscarán mejorar en la última jornada su posición para el cruce, ante el Stade de Brest. Tal y como se puso el asunto tras la derrota ante el Milan, no es mal asunto.
/Marca
