Los bufones del rey desnudo
Los sindicatos de clase UGT y CC OO están emperrados en perder la dignidad que les quedaba. Solo así se entiende que Pepe Álvarez y Unai Sordo hayan abandonado cualquier atisbo de crítica hacia el Gobierno y se hayan lanzado en su defensa, convocando manifestaciones en toda España el próximo domingo 2 de febrero contra la oposición. Sí, han escuchado bien. Los sindicatos protestan no contra quien puede legislar, sino contra quienes ejercen sus funciones democráticas de oposición. Y es que, como al Gobierno le ha fallado uno de sus habituales compinches, el Junts de Carles Puigdemont –al que Pedro Sánchez se comprometió a traer a España para que rindiera cuentas ante la Justicia– y no ha podido sacar adelante la "ensaladilla rusa" de prórrogas, revalorizaciones y ayudas varias contenidas en el decreto ómnibus más preñado de la historia parlamentaria española, los sindicatos han optado por culpar al PP y a Vox. No se atreverán con Junts, porque siguen necesitando a Puigdemont para mantener los privilegios. Es como si se achicharra el pavo por exceso de relleno y la culpa no es de quien lo cocina sino de los comensales.
UGT y CC OO se movilizan ante la "agresión sin precedentes a la mayoría social y especialmente a personas vulnerables, clase trabajadora y clases populares en general" derivada de la insensatez de un Gobierno presidido por un temerario al que, como al rey desnudo de Hans Christian Andersen, nadie se atreve a contradecir. Porque Sánchez, de cháchara en Davos el día de autos, sabía ya que todas esas medidas decaerían por falta de apoyos. Y lo que es peor, ya se le había advertido de que no engordara tanto ese decreto, a riesgo de perder una nueva votación en el Congreso. No parece que, con lo bien que va la economía y el empleo, sean necesarias más ayudas, bonificaciones y bonos culturales para comprar voluntades, como hace Maduro con las cajas CLAP de alimentos básicos en Venezuela. Mejor sería rebajar impuestos y sobrecotizaciones. Aligerar los bocados que nos da hoy al bolsillo este Gobierno y los agujeros que nos deja en forma de deuda. De lo contrario, igual es que no estamos tan bien. Porque eso del victimismo no es más que un trastorno paranoide.