La bielorrusa
Aryna Sabalenka no ganó por tercera vez el Open de Australia, pero continúa siendo la número uno mundial. Un liderato que había atado matemáticamente en semifinales. Se lo había asegurado, paradójicamente, gracias a su verdugo en la final, una
Madyson Keys que había dejado fuera en la penúltima ronda a la polaca
Iga Swiatek, a quien Sabalenka necesitaba superar en resultado en Melbourne para seguir arriba.
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