Comunicar en libertad
Renunció a leerlo porque había tenido una mañana increíblemente trabajada con más de siete audiencias, entre ellas a dos jefes de estado. Pero después de dirigir unas palabras de saludo al auditorio entregó su discurso dedicado al mundo de la comunicación.
Bergoglio no es un espectador ingenuo de lo que sucede en el mundo, y en sus primeras palabras agradeció a todos los que ponen en peligro su vida “para buscar la verdad y narrar los horrores de la guerra”, y recordó que son más de ciento veinte los periodistas muertos el pasado año cumpliendo su misión.
Aún más, recordó a quienes han sido hechos prisioneros por haber intentado contar lo que han visto con sus ojos. “Son tantos” dijo recogiendo la cifra de más de quinientos periodistas que se encuentran actualmente en prisión. ”Pido- añadió- a quien tiene poder para hacerlo que sean liberados todos los periodistas injustamente encarcelados”.
Para el Papa la libertad de prensa y el derecho a estar informados es un derecho fundamental, porque sin ellos no logramos distinguir la verdad de la mentira y nos exponemos a peligrosos prejuicios que destruyen la convivencia e impiden reconstruir la fraternidad.
Insistió por fin en que la comunicación, en vez de fomentar las divisiones, la polarización y la simplificación de la realidad, debe servir para reencender la esperanza, crear puentes y abrir puertas. Nos ha animado a contar historias de esperanza, historias que nutren la vida y permiten esperar incluso contra toda esperanza.