Sinner, intocable en pista rápida, gana el Open de Australia
El defensor del título, el número uno, Jannik Sinner volvió a ganar el Open de Australia. El italiano levantó su tercer Grand Slam en una final en la que fue lo superior que tenía que ser para que Zverev careciera de opciones. Un break en el primer set, un "tie-break" que cae de su lado", otro break en el tercero, cero bolas de ruptura concedidas... 6-4, 7-6 (7/4) y 6-3 en dos horas y 42 minutos. Dos "Majors" en 2024 -Open de Australia y US Open- y el primero de 2025 mirando de reojo a Carlos Alcaraz.
Jannik Sinner es el número uno del mundo fundamentalmente gracias a su extraordinario rendimiento en pista dura. Ahí es el amo del circuito y el último en constatarlo ha sido Sasha Zverev. El alemán tendrá que seguir esperando para levantar su primer "Grande". Ha jugado tres finales, en tres escenarios distintos (Nueva York, París y Melbourne), ante tres rivales diferentes (Thiem, Alcaraz y Sinner) y ha perdido las tres. Sinner, con su tenis granítico, acumula 21 victorias seguidas. No pierde desde el 2 de octubre en la final de Pekín con Carlitos y abandona Australia con la racha abierta y un rival tocado anímicamente. Sinner dominó la final sin dejar margen a la sorpresa. Su tenis es lineal, robótico e inalcanzable para casi todos. También lo fue para Zverev. Si en un partido del nivel del disputado en la Rod Laver, uno de los finalistas sólo comete siete errores no forzados en el primer set tiene mucho terreno avanzado. Si a eso se le añade un 85 por ciento de primeros... bastó que Sinner aprovechase una de las seis bolas de break que tuvo para dar el primer golpe.
Si el tenis de Sinner no deja resquicios, su gestualidad en la pista va todavía más allá. Juega tan concentrado que parece hacerlo en una burbuja. Es más alemán que Zverev. Porque Sasha no pudo evitar en el comienzo del segundo parcial ir dejando pistas del dique que se le estaba levantando enfrente. Brazos caídos, mirada al suelo y aún así, gracias a todo el talento que tiene, fue capaz de salvar dos bolas de break en el arranque e ir sobreviviendo. Incluso llegó a situarse con 0-30 en el décimo juego, pero nada. En el duodécimo tuvo un punto claro para ponerse con bola de set que fue incapaz de aprovechar. El italiano alcanzó el "tie-break" sin aparente desgaste y ahí es dónde apareció el factor que marcó el partido: el número de errores. El alemán se adelantó 1-2, pero cuando se trataba de no fallar él sí lo hizo. Sinner no.
Otra de las virtudes de Sinner es que avanza el partido y su tenis raramente ofrece grietas. En el sexto juego empezó a resquebrajarse definitivamente Zverev. Llegaron las oportunidades de ruptura para el italiano y, sin alterarse lo más mínimo, ejecutó una de ellas con una frialdad pasmosa. Zverev miraba a su "box" preguntando "qué me queda por hacer". Y el de San Cándido seguía a lo suyo ajeno a todo lo que sucedía alrededor. Rozaba el 80 por ciento de puntos ganados con su primer saque, después de siete juegos sólo había acumulado un error más no forzado... Zverev trató de pegarlo todo, pero no había alternativa. Bastante hizo con evitar que Sinner levantara el título despuès de un nuevo "break". Pero es que el saque del italiano resultó indescifrable. Con el servicio llegó su tercer "Grande" y los que quedan...