Vencer no es convencer. La izquierda ha presumido muchas veces de este lúcido aviso unamuniano, dado en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, para reivindicarse contra la violencia dogmática. Pero desde que el sanchismo gobierna sólo le interesa vencer, porque el sanchismo es una máquina de poder, por los medios que sean, sin límites. Todo subordinado al líder, que no gana en las urnas pero logra mantenerse mediante acuerdos mostrencos y promesas líquidas. Vence. Pero no convence. La cascada de encuestas de GAD3 para ABC muestra que poco más de uno de cada diez españoles se ha tragado el montaje gubernamental para celebrar la muerte de Franco, que el 80 por ciento cree conveniente leyes contra la okupación y...
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