La guerra comercial iniciada por Donald Trump contra sus tres principales socios comerciales ya es una batalla abierta, con una respuesta con medidas similares de los países afectados: Canadá -que ya ha detallado su represalia-, México y China. Y es también una confirmación de que el nuevo presidente de EE.UU. va a utilizar los aranceles no solo como una medida de política comercial, sino también como arma central de su política exterior. Y no tanto contra sus grandes rivales globales, a quienes sus aranceles pueden dañar menos, sino contra sus socios tradicionales. El siguiente en la lista podría ser la Unión Europea, que, según Trump dijo esta misma semana, «nos ha tratado muy mal». La Casa Blanca anunció el sábado...
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