El año de los algoritmos: así va a revolucionar la IA el mercado laboral
China está celebrando su Año Nuevo, el año de la serpiente de madera que, según su tradición, simboliza la sabiduría, la intuición, astucia, misterio y transformación, asociado con la elegancia y la planificación estratégica. La madera representa el crecimiento y la creatividad aportando energía a la serpiente.
La IA y la serpiente de madera comparten la misma esencia simbólica pues la IA avanza inexorablemente con planificación, estrategia y precisión, aprendiendo de datos y evolucionando con cada fase dentro de un proceso estructural de transformación de la economía y la sociedad. Este paralelismo nos sugiere que la IA va a ser ese aliado estratégico y visionario que nos debe permitir avanzar en un mundo en constante cambio.
El pasado lunes, los mercados financieros vivieron uno de esos días que hacen que los inversores se agarren la cabeza y corran a tomar un café (o algo más fuerte). Las acciones de las grandes tecnológicas, en especial Nvidia, se desplomaron como si fueran fichas de dominó. ¿El culpable? DeepSeek, una IA china que ha entrado en escena para competir con ChatGPT en la carrera por el liderazgo mundial de los algoritmos. Y no, no es solo una batalla tecnológica: es un pulso geopolítico, económico y social que está redefiniendo el mundo en el que vivimos.
Aun así, cuando todavía estábamos con la resaca tecnológica, Alibaba lanza Qwen, su modelo de IA que aparentemente supera a las anteriores, en una carrera tecnológica cada vez plagada de nuevos actores que están protagonizando una verdadera revolución. Y es que la serpiente de madera augura un año de transformación tecnológica que no ha hecho más que empezar y que nos va a deparar muchas sorpresas, donde 2025 se está postulando como el punto de inflexión que impulsará el cambio de paradigma en la ciencia, la economía, la tecnología y la sociedad, necesario para la aparición de cambios disruptivos y estructurales.
Uno de estos cambios será protagonizado por las empresas que, lógicamente comenzarán a redimensionar sus estructuras y, en algunos casos, reducir plantillas, para sustituir empleados por algoritmos interconectados, los nuevos compañeros de trabajo, que ya empezamos a conocer y que nunca se cansan ni se quejan, además de que realizan las tareas en cuestión de minutos. Agarrémonos que vienen curvas laborales y puede que nos muerda la serpiente.