«Por fabor (sic), avrir (sic) la vivlioteca (sic). Es urjente (sic)». Con pintadas de este tipo, llenas de faltas de ortografía y convertidas en fenómenos virales recurrentes en redes sociales, ha amanecido en más de una ocasión a lo largo de estos más de cinco largos años de persianas bajadas la biblioteca Manuel Alvar (Azcona, 42). No es para menos. Construida sobre unos antiguos laboratorios farmacéuticos, lleva desde 2019 cerrada por obras, para desesperación de los vecinos de La Guindalera, que no han dejado de luchar para recuperar una de las bibliotecas «más grandes de Madrid, con más de 600.000 documentos y 280 puestos de lectura», cuenta Marisa San José, portavoz de la Plataforma Ciudadana Distrito Salamanca. «Ahí está el...
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