La jugadora de la selección española Jennifer Hermoso ha declarado este lunes en el juicio por agresión sexual y coacciones contra el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales, que aquel 20 de agosto de 2023, en el medallero de la final del mundial de Sídney (Australia), aquel beso que él le propinó en los labios sujetándole la cabeza con ambas manos no fue consentido. «Fueron milésimas de segundo. Sentí que estaba fuera de contexto totalmente, sabía que me estaba besando mi jefe y esto no ocurre ni debe ocurrir e ningún ámbito laboral», ha señalado. El juicio, que se desarrolla ante una gran expectación mediática en la sede de la Audiencia Nacional en la localidad madrileña de San Fernando de Henares, arrancaba este lunes pasadas las diez de la mañana con Rubiales y los también acusados Albert Luque (exdirector de la selección), Jorge Vilda (exseleccionador nacional) y Rubén Rivera (exresponsable de Márketing) tomando asiento en los estrados junto a sus respectivas defensas, tras pedir el juez que les concediese esta prerrogativa. Ha sido la única concesión, pues el magistrado José Manuel Fernández-Prieto, ha rechazado al inicio el resto de peticiones, desde prueba ya descartada y que se quería reintroducir en el juicio hasta la exención para no tener que asistir a todas las sesiones, fijadas hasta el próximo 19 de febrero. Esto lo había pedido Luque después de solicitar sentarse con su letrado. «Si se va no le asesora», ha zanjado el juez. Y allí han permanecido, más o menos inquietos, mientras la jugadora desgranaba su relato. En el caso de Rubiales, haciendo con frecuencia comentarios a su abogada, Olga Tubau, sobre todo cuando Hermoso entraba en detalles sobre lo abandonada que se sintió por la Federación. La jugadora, que seguía respondiendo a preguntas de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional Marta Durántez , ha perdido un segundo el hilo porque desde su ubicación como declarante, escuchaba la voz de él. «Es que está hablando con su abogada», aclaraba el magistrado. Hermoso ha detallado los episodios encadenados que se someten a juicio y que arrancan con el medallero de Sidney, justo cuando ella subió al podio. «Saludé a la Reina, saludé a la hija (la Infanta Sofía), lo siguiente fue encontrarme con Luis Rubiales. Nos abrazamos, le dije 'la que hemos liado', que fue cuando pego el brinco y a la bajada me dijo 'hemos ganado este mundial gracias a ti'. Lo siguiente fueron sus manos en mis orejas y el siguiente beso«, ha señalado. A lo largo del interrogatorio, ha asegurado que «no» estuvo conforme con esa conducta, que ni vio ni escuchó o sintió «gestualizar» a Rubiales formularle pregunta alguna y que si él le hubiese pedido permiso para besarla, habría dicho que no, pero fue inmediato y «no» tuvo capacidad de reacción. «Me sentí poco respetada. Mancharon uno de los días más felices de mi vida y para mi es importante decir que en ningún momento busqué ese acto ni mucho menos me lo esperé porque mi persona creo que merece respeto», ha señalado. Conforme su relato, al bajar del medallero comentó a sus compañeras lo que acababa de pasar, la internacional Alexia Putellas no daba crédito, pero estaban «en modo campeonas del mundo», era momento de euforia, de celebrar. «No me iba a bajar de ahí, no podía hacer otra cosa, para mi era super importante celebrarlo», ha subrayado, pero eso no quita, conforme ha dicho, para que sintiese «asco». En el vestuario, le mostraron el vídeo y ella dijo, como obra en la grabación que otra estaba haciendo, «pues vale, qué puedo hacer yo». También un meme, que le hizo gracia. «Me puedo reír y por dentro seguir la rabia y la frustración». Llegó entonces Ana Álvarez, directora entonces del fútbol femenino y la sacó del vestuario, Luis Rubiales quería hablar con ella y de acuerdo al su declaración, le dijo, sin entrar en detalles, que «se estaba haciendo mucho revuelto fuera» y que tenían ambos «que pararlo de alguna manera». Después, entraría por teléfono en la cadena COPE, conforme ha recordado en su interrogatorio a Hermoso la defensa de Rubiales, y dijo que aquello no iba más allá, en tono de broma. «Yo lo que hago es seguir en modo campeona del mundo, quería seguir celebrando y cualquier mínima palabra refiriéndome al tema del beso podía crear más revuelo», ha explicado. En el autobús de salida del estadio, segundo envite: el director de comunicación García Cuervo, y la responsable de prensa del femenino Patricia Pérez, le piden que baje. Ella le enseña un comunicado que le van a atribuir a Hermoso mostrando la pantalla de un teléfono móvil: «Ni quise saber lo que ponía, yo sabía que yo no había escrito ninguna palabra», ha explicado. El siguiente episodio que centra la acusación es ya en el viaje de vuelta a España, cuando Rubiales se acercó de nuevo a ella para pedirle que participase en un vídeo juntos quitando hierro al asunto. «Le dije que no iba a hacer nada, que yo no había propiciado nada y que yo no iba a hacer ningún vídeo. Me pidió por favor que lo hiciera, que por sus dos hijas que estaban en el avión detrás llorando, le dije que lo sentía, pero no. También me dijo que tenía una novia en ese momento y que a ella no le había molestado , que no le daba importancia y me dijo algo que sí me dolió un poco más: 'a ti y a mi nos gusta lo mismo'«, ha narrado Hermoso ante el juez. La jugadora se ha referido asimismo a las presuntas coacciones sobre su hermano durante aquel viaje por cuenta de Vilda, que le alertó de las consecuencias que tendría para la carrera de Hermoso no ayudar a Rubiales. «Mi relación con Jorge Vilda siempre ha sido muy buena. Me dolió mucho que en un momento así, entiendo que es subordinado de Rubiales, pero sí que eché de menos que ni siquiera llegara a preguntarme. Me dolió bastante», ha reconocido. En cuanto a Rivera, Hermoso se ha ratificado en las supuestas presiones que recibió de él durante el viaje a Ibiza, cuando «fue muy pesado» en una insistencia que «no era su trabajo», para que hablase con la gente de Cumplimiento de la Federación y con Albert Luque. De él, ha recordado que llegó a presentarse en el hotel para hablar con ella, lo que percibió como «abusivo» y que le deseó lo peor mediante un mensaje a una amiga suya. En su opinión, sí que hubo consecuencias y fue la decisión de la sucesora de Vilda, Montse Tomé, de no convocarla tras aquel mundial al primer encuentro de la selección española, decisión que rectificaría más adelante en medio de la polémica que se suscitó. «Sentí como un perjuicio no poder volver», ha comentado. El juez ha rechazado cualquier interrogatorio al respecto porque considera que no forma parte de las coacciones y la agresión sexual que se someten a juicio: «Vamos a centrar los hechos, no es cuestión de que repitan lo mismo quince veces», ha repetido en varias ocasiones, para protesta de la Fiscalía. «No estamos enjuiciando una venganza», ha zanjado el magistrado. Lo que sí ha permitido es el interrogatorio sobre las circunstancias en que Hermoso se avino a denunciar, asunto en el que ha centrado la fiscal la primera parte de sus preguntas ante las «dudas» que, según ha asegurado, se pudieran suscitar. Hermoso ha aclarado que a finales de agosto ya había dado un poder para pleitos a su abogado para que denunciase por agresión sexual y que fue después, a primeros de septiembre, cuando recibió decreto de la Fiscalía ofreciéndole acciones penales. La letrada de Rubiales ha hecho hincapié en este asunto: el poder para pleitos sólo lo era por la agresión, no por las coacciones que han acabado llegando igualmente a juicio.
