Las costuras entre el PP y Vox estallan en medio de las dificultades para tumbar a Sánchez
Vox y PP han pasado a la guerra y lo hacen en un contexto de "calma" electoral. En un momento en el que el bloque de la derecha ya ha asumido que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no pulsará el botón del adelanto electoral, a pesar del creciente cerco judicial contra su propio Gobierno, el bloque de la derecha se agrieta. La rivalidad por el mismo espacio ha desembocado en un cruce de acusaciones en los últimos días que lejos de aplacare, se reaviva a cada instante.
PP y Vox habían empezado a reconducir sus relaciones después de un "verano negro" tras la decisión de Santiago Abascal de salirse de cinco gobiernos autonómicos en los que gobernaba con el PP. En Vox habían comenzado a advertir que, electoralmente, les penalizaba abrazar a los populares, justo en un momento en el que el drama de la inmigración pasó a ocupar todas las miradas políticas. Más tarde, antes de terminar el año, ambas direcciones intentaron reconducir sus relaciones con un inicio del deshielo con unos primeros contactos comandados por Miguel Tellado y Ester Muñoz por parte del PP y por José María Figaredo y Kiko Méndez Monasterio, en representación de Vox. Ahora, ese hilo fino que comenzaba a coser las relaciones deterioradas entre ambos partidos vuelve a tensarse.
La continudiad de Sánchez al frente del Gobierno y la apariencia de imposibilidad de que haya algo que le desgaste - a pesar de los graves problemas que arrastra por su propia debilidad parlamentaria al verse sometido a Junts- empiezan a pesar en las direcciones del PP y de Vox. En el flanco derecho, el PP ha pasado al ataque contra Vox, después de soportar en los últimos días como acusaba Abascal a Feijóo de dar "oxígeno" a Sánchez tras pasar del "no" al "sí" al segundo decreto ómnibus.
La tensión entre ambos partidos se ha vuelto irrespirable en un momento en el que ambos partidos son cosncientes de que no pueden "romper" el Gobierno de Pedro Sánchez. Ambos se acaban culpabilizando por ello. Vox acusando al PP de dar "oxígeno" a Sánchez -por el "sí" al último decreto- y el PP acusando a Abascal de una operación para sustituir a Feijóo en vez de centrarse en "cambiar el Gobierno". "Cualquier pacto con Sánchez es un balón de oxígeno para que siga atrincherado en Moncloa y eluda el banquillo de los acusados", acusaba el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, esta mañana al PP.
Ante esto, unido a la "mentira" de un pacto para renovar la Junta Electoral Central con el que Vox acusaba al PP de ceder, Génova ha pasado al ataque en una semana en el que las encuestas apuntalan el crecimiento de Vox. Si bien en Génova siguen tachando este hecho de circunstancial y promovido por la Dana o incluso el auge de los populismo extranjeros como en Estados Unidos, lo cierto es que algo ha cambiado y el propio Feijóo lo ha dejado claro este lunes cuando ha lanzado sus ataques contra Vox, al que ha acusado de ejercer "una oposición de tumbona", de "sarao" y de "dedito levantado. Ante él y ante su partido, Feijóo ha reivindicado su liderazgo y ha avisado de que él "no cede a chantajes". Un mensaje en clave interna también, ante el propio cuestionamiento al que el líder del PP se está viendo sometido en su propio partido sobre si será capaz de llegar a La Moncloa, según él mismo ha dado a entender en el discurso ante la Junta Directiva del partido.
Desde Vox no han dudado en contestar a Feijóo. El propio Abascal ha asegurado que se "echará" en una tumbona tras recorrer España y el mundo para que se sepa "que el PP y PSOE han traicionado y estafado a los españoles”. “El dedo levantado. Y acusando a todos los que sostienen este gobierno", ha advertido.