Fernando Savater dialogó con el periodista Antonio Lucas sobre la cultura y el papel que esta juega en la política. Ambos protagonizaron el último debate del pasado lunes en el ciclo Letras en Sevilla que organiza la Fundación Cajasol que coordinan Arturo Pérez-Reverte y Jesús Vigorra, '¿Por qué no interesa la cultura a sus políticos ni a sus votantes?' Savater discrepó con que a los ciudadanos no les interesa la cultura, evidenciándolo en las colas que muchas personas hacen para una firma o conocer a los actores de una película. « Las personas no podemos vivir sin cultura , el problema es que sea de un nivel u otro« afirmaba. Lucas proseguía con que la cultura es a menudo asociada ha izquierdas, algo que el escritor ha apuntado los años de dictadura. En ese sentido, continuaba con que a los dictadores »les importaba tanto la cultura, que la prohibían«. Durante muchos años en España, se ha dado un entroncamiento de la cultura con una determinada opción política, ha dicho Sabater, algo que »afortunadamente« se ha perdido en la actualidad. A su parecer el problema esta en cómo se vive la cultura. Apuntaba que un fallo cultural es que «en este país aceptamos que los ministros no tengan ningún conocimiento de la materia de la que son«. Proseguía el entrevistador con que ciertos ministerios como educación o cultura, hayan sido muchas veces 'pasillos' para puestos mejores en política. Continuaba con que la cultura da el objetivo de lo que el hombre debe conseguir, "no das la herramienta, pero sí a lo que se debe llegar". Se mostró dudoso ante la necesidad de que exista un ministerio de cultura, aunque admitía que hay aspectos industriales y económicos que se deben regular. Lo que veía como "innecesario" es un ministro de cultura que diga lo que le debe o no gustar a la gente. Comparaba que al igual que nadie dice si la pintura abstracta u otras formas e arte son buenas o malas, "no necesitamos un ministro de cultura que diga que los toros son buenos o malos". Savater lo calificó como " una muestra de incultura " decir lo que le debe de gustar a alguien.