Es el fútbol. Salió Osasuna con brío y criterio, asustando a la Real Sociedad durante 20 minutos... y un cuarto de hora después los navarros estaban liquidados. En la lona. Bastaron dos errores propios y dos precisas apariciones del maestro Oyarzabal para cerrar el partido y la eliminatoria. Fue un visto y no visto. El conjunto local se desperezó de la mejor manera posible, con un gol. Cocinaron un vertiginoso ataque nacido de las botas de Remiro y aliñado con un delicioso último pase de Oyarzabal. Luego, Barrenetxea culminó la obra con un gran gesto técnico y un remate preciso. Fue, por inmerecido, un golpe duro que aturdió a los rojillos. Y Herrera escenificó poco después tal desconcierto. Ejecutó uno... Ver Más