El Estado Islámico anima a sus seguidores a convertirse en "lobos solitarios en serie"
“Tienes que ser un lobo solitario en serie”. Es el consejo que el Estado Islámico (Daesh, Isis) da a sus seguidores para combatir la , según ellos, la “humillación y vulnerabilidad” que sufren los musulmanes. El único camino es “es matar a judíos y cristianos”.
Lo llamativo es que para animar a los terroristas citan una serie de supuestos textos coránicos con los que les incitan al odio más feroz. Es decir, proclaman una religión que incita al odio lo que, en si mismo, es una contradicción. Pero da lo mismo.
Les duele que, en ocasiones, como ha ocurrido en Israel, uno de sus ·héroes” sea calificado como “asesino en serie” por la sucesión de crímenes que cometió hasta que pudo ser detenido.
Narran un párrafo de su declaración policial en la que describía uno de su asesinatos: “Me lavé las manos en el fregadero, dormí en su apartamento toda la noche, me desperté por la mañana, tomé la llave y cerré el apartamento y luego la tiré y me fui. Con estas palabras un muyahidín solitario describió la noche que pasó en el apartamento de dos judíos en Jerusalén, después de matarlos a sangre caliente llena de odio hacia los judíos”.
Subrayan las “bondades” de los ataques de lobo solitario: “Quizás la característica más destacada de este tipo de operaciones en serie: no necesita formar grupos ni formar contactos o vínculos, sino que necesita un muyahidín vigilante guiado por su monoteísmo que habitara su corazón y llenara su vida con su líder, Mahoma, que Dios lo bendiga y le conceda la paz, y su objetivo es satisfacerlo y apoyar su ley. Lo que distingue a estas operaciones es que no necesitan un compañero, lo que logra el elemento de secreto total que aumenta sus tasas de éxito y reduce las posibilidades de frustrarlas o predecir su ocurrencia porque están ausentes en el corazón del muyahidín, y esto le ayuda a dedicar su yihad y limpiarlo de cualquier impureza en la intención, que puede plagar otras operaciones presenciadas. Tampoco necesita recursos materiales, sino fe y capacidades mentales”.