Melilla no tiene oncólogos: «Señora ministra, actúe o dimita»
Abdel falleció el sábado. Tenía 25 años y no tuvo la oportunidad de recibir un diagnóstico temprano de su cáncer gástrico ni tratamientos paliativos para su enfermedad. Este lamentable incidente ha puesto en jaque a toda la sociedad melillense, que asegura que el caso no es aislado y que las carencias de personal sanitario están dando lugar a muchas otras situaciones tremendamente dramáticas. El problema más acuciante es la ausencia de oncólogos. Este déficit era previsible y se advirtió al Ministerio de Sanidad, cuyo Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) es el único encargado de gestionar la prestación sanitaria pública de esta ciudad. Sin embargo, tras años de denuncia, no se ha hecho nada. Ahora, desde el Congreso y el Senado se va a reclamar la comparecencia de la ministra de Sanidad por la situación en Melilla. Por su parte, Naima, la tía de Abdel, califica lo sucedido de «crimen», asegura que «irá a por todas» y le exige a Mónica García que tome medidas y ofrezca «el pésame para la familia, como mínimo».
Abdel comenzó a notar los primeros y más leves síntomas de la enfermedad en 2023. En aquel momento, acudió al Hospital Comarcal de Melilla buscando respuestas. Pronto, estos comenzaron a empeorar: náuseas, vómitos, cansancio extremo, dolor punzante insoportable, etc. El cáncer avanzaba vorazmente mientras encadenaba diagnósticos erróneos y esperaba la endoscopia que llevaba dos años reclamando. Sin embargo, en su hospital era imposible. La histórica falta de recursos daba lugar a retrasos críticos, diagnósticos tardíos y decisiones médicas limitadas. Así, cuando recibió la confirmación de su cáncer, ya era demasiado tarde para someterlo a un tratamiento que ralentizara su progresión o revirtiera la situación. Estaba abocado a un tratamiento paliativo.
Pero no en Melilla. Los recursos con los que cuenta la ciudad autónoma no permiten garantizar estos cuidados mínimos para aliviar el sufrimiento al final de la vida. Ante esta situación, su familia solicitó su derivación a la península. Sorteando toda la burocracia existente, la falta de voluntad de las administraciones y la indiferencia del Ministerio de Sanidad, habían conseguido que en Granada recibiera la ayuda necesaria para afrontar el tiempo que le quedase. Falleció en la capital andaluza.
Avisos de quiebra al Ministerio de Sanidad
Hace precisamente dos años, el Ministerio de Sanidad declaró formalmente a Ceuta y Melilla como zonas de difícil cobertura. El Real Decreto 118/2023, de 21 de febrero, establece que los puestos de trabajo de personal sanitario del Ingesa se configuran como de difícil cobertura, habilitándose a la dirección del mismo para establecer las medidas necesarias que incentiven la contratación de profesionales en estos puestos. Esta declaración debe ir acompañada de una serie de medidas excepcionales para incentivar la llegada y permanencia de profesionales: incentivos económicos, ventajas en la carrera profesional, medidas de estabilidad laboral, etc.Sin embargo, la institución que dirige Mónica García pasó de desestimar o postergar indefinidamente la puesta en marcha de medidas a cargar contra los propios profesionales sanitarios. «Llevamos muchos años denunciando que el Ministerio de Sanidad, con sus sucesivos ministros, ha dejado a los pacientes a merced de un sistema desbordado y sin recursos suficientes para atenderles dignamente. De no reconocernos como interlocutor válido o derivarnos a mesas sectoriales y a grupos de trabajo que sabíamos que eran cortinas de humo, la ministra ha pasado a acusarnos de mentir y de llevar a cabo maniobras políticas», indica Justo Sancho-Miñano, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Melilla. Y añade: «El 9 de marzo de 2023 comenzamos una huelga que duró 11 meses. Pedíamos activar los incentivos necesarios para atraer profesionales sanitarios y evitar la inminente quiebra de la sanidad en Ceuta y Melilla. No se ha hecho nada. En marzo de 2024 prometió que visitaría Melilla, pero parece ser que todavía no ha tenido tiempo».
Dos oncólogos de 70 años
Durante meses, los únicos dos oncólogos que había en Melilla han estado prolongando su jubilación para no dejar a los pacientes desatendidos, pero la realidad acaba de alcanzar su peor escenario: uno de ellos se ha jubilado y el otro está de baja, pero a sus 70 años, su jubilación es inminente. Pero la falta de especialistas no afecta exclusivamente a la Oncología Médica. Cardiología, Neurología, Otorrinolaringología y Atención Primaria también están seriamente afectadas. «Hemos estado varias semanas con un único otorrino. Se dio de baja porque estuvo cuatro meses de guardia de seguido. Todos los días», reconoce Justo.
La situación en Melilla ha llegado al punto de que familias como la de Abdel se ven obligadas a asumir un papel que no les corresponde. Como se solicitó para él, muchos pacientes son derivados a hospitales en la península, pero los traslados no siempre se gestionan con la urgencia que requieren, dejando a muchos en un limbo asistencial. «La situación es extremadamente grave. Ya en verano sufrimos la dramática situación de contar con un solo oncólogo para atender a 85.000 habitantes. Vimos cómo pruebas médicas urgentes y controles imprescindibles no se realizaban por la falta de personal sanitario. Y temíamos que hubiera algún trágico desenlace como el que acaba de ocurrir con Abdel, tan joven y privado de la oportunidad de luchar por su salud y sobrevivir», lamenta Isabel Moreno, senadora del Partido Popular en Melilla.
La senadora considera injusto que sean las familias las que deban gestionar traslados, hacer presión mediática y luchar «contra una administración que parece más preocupada por ocultar su inacción que por dar soluciones».
Denuncia que los pacientes melillenses están totalmente desprotegidos. «Es indignante que tengamos que padecer una sanidad como si fuéramos ciudadanos de segunda. Tenemos menos posibilidades de supervivencia que un madrileño, un catalán, un extremeño o un canario. Y esto es injusto, injustificable y de extrema gravedad. En cualquier otra parte de España, Abdel habría tenido acceso a un diagnóstico precoz. Pero en Melilla, el diagnóstico precoz es casi un privilegio», sostiene. Y añade: «Además, a la izquierda, con su falsa autoridad moral, se le llena la boca defendiendo la sanidad pública, mientras que los dos únicos territorios que dependen del Gobierno central, Melilla y Ceuta, están en la quiebra».
Soluciones propuestas
Para el Colegio de Médicos de Melilla, la solución pasa por hacer de esta ciudad un destino atractivo para los profesionales sanitarios. Esto implica aplicar incentivos económicos, mejorar las condiciones laborales y garantizar un sistema de derivaciones eficiente. «No pedimos nada que no sepamos que en otros sitios esté funcionando. De hecho, de no tomar medidas, tendremos que comenzar a fletar aviones con pacientes para Málaga, cuestión insostenible porque no podemos depender de que haya aviones medicalizados para trasladar enfermos a otras ciudades; porque esos traslados dependen de la disponibilidad de camas, de las condiciones climáticas y de la voluntad de otros hospitales para recibir a nuestros pacientes; y porque, cuando se trata de un infarto o un ictus, no hay tiempo», indica el portavoz.
Desde Melilla aseguran que se han reanudado conversaciones con Ceuta para retomar las movilizaciones. «Solo estamos reclamando que los pacientes sean adecuadamente atendidos. Porque esta situación no es cuestión de colores políticos, sino de responsabilidad», recuerdan.
Ambos portavoces exigen a Mónica García que tome medidas de forma urgente. «Si no quiere asumir su responsabilidad, que delegue la gestión. Ya hemos solicitado esta encomienda. Y si no está preparada para resolver este problema, que dimita. Ya es la sexta ministra de Sanidad que pasa por este cargo, y el resultado sigue siendo el mismo: Melilla sigue abandonada, colapsada», indica Moreno.