Ha vuelto a Castilla y León el runrún del adelanto electoral, un asunto político recurrente donde los haya pero que, a tenor de las experiencias pasadas, no tan lejanas, nadie puede aparcar. La oposición mira de reojo al presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco , ante la posibilidad de que vuelva a pulsar el botón que activa todo el proceso para que los castellano y leoneses acudan a las urnas. Lo hizo en la Navidad de 2021, con dos años y medio de Gobierno de coalición PP-Ciudadanos a sus espaldas y en un momento en el que, después de muchas especulaciones previas, ya pocos pensaban en elecciones con los presupuestos casi a punto de ser aprobados. Pero la situación se fue enredando y, finalmente, Mañueco consideró que lo mejor era abrir las urnas el 13 de febrero de 2022. Hoy, tras la abrupta salida del portavoz de Vox y exvicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo , y la expulsión de dos de sus peones en el grupo parlamentario –que pasa así de trece a once procuradores– los distintos partidos interpretan elementos que abocarían a un escenario favorable para volver a adelantar los comicios. Bien es cierto que técnicamente solo serían unos meses, dado que la cita electoral debería producirse en torno al mes de febrero de 2026. Ya hace semanas, incluso, que el nuevo líder del PSCL, Carlos Martínez, aseguró que «me huele a adelanto electoral», cuando días antes había dicho justo lo contrario, que el presidente de la Junta estaba «cómodo en su diván» como para pensar en votaciones. Pero el secretario general electo de los socialistas castellano y leoneses creyó ver que Mañueco se «levantaba del sofá» al comprobar cómo había intensificado su actividad pública ante el «riesgo y la inquietud», en su opinión, que supone para el PP el proyecto político que «están forjando los socialistas». Unas declaraciones que realizó el político soriano cuando García-Gallardo aún no había dimitido. Con su salida deja a Vox, por el momento, sin un posible candidato, situación que se suma a la de los propios socialistas que el último fin de semana de febrero celebrarán su congreso autonómico para confirmar a su secretario general. Sin embargo, lo que aún está por aprobar formalmente es quién estará llamado a ser el cabeza de cartel en las próximas elecciones autonómicas, aunque la lógica apunta al soriano que ya avanzó, incluso, que dejaría la Alcaldía de Soria si lograba ser presidente de la Junta. Así que un adelanto electoral llegaría con los dos principales partidos de la oposición sin aspirante y sin tiempo suficiente para armar una candidatura. Para el PP es un escenario tentador aunque, como ocurre en todos los partidos, este tipo de decisiones traspasa los límites de la Comunidad rumbo a la capital del Reino donde tienen que confluir muchos intereses, incluida la garantía suficiente de que el resultado en votos mejorará sustancialmente la situación actual y eso, a día de hoy, no parece tan claro. También ayuda a dibujar ese escenario electoral la ausencia de un Presupuesto de la Comunidad para 2025 , que no de anteproyecto, tras la imposibilidad del Gobierno autonómico de conseguir apoyos suficientes en las Cortes de Castilla y León para sacarlo adelante. Así que la oposición vio un motivo más, en el mes de noviembre, para ver elecciones a corto plazo. El portavoz socialista, Luis Tudanc a , en plenas negociaciones –fallidas–sobre las cuentas autonómicas, ya criticó que el PP les «tome el pelo» y les tenga «entretenidos con trámites», mientras Mañueco prepara su «relato» para un adelanto electoral. También el procurador de la UPL, L uis Mariano Santos , aconsejó al presidente de la Junta que si no era capaz de aprobar los presupuestos, convocase elecciones. La misma opción le planteó el parlamentario del Grupo Mixto Francisco Igea, para quien los populares deberían aplicar la misma medicina que recetan al Gobierno de España, es decir, o cuestión de confianza, o urnas. Mientras, para Pablo Fernández (Podemos), las «cuentas fake» han sido un «gran trampantojo» para el adelanto. Así que a la falta de presupuestos se suma ahora que el segundo y el tercer partido del arco parlamentario están a lo suyo, a salir de su crisis internas y a reconstruirse. Más ventajas para un PP que, sin embargo, no ve los números claros, según reflejan las últimas encuestas demoscópicas. El propio Mañueco, que cada poco tiempo es preguntado en las Cortes por un hipotético adelanto, ya en diciembre llamó a la calma porque su intención, dijo, era «acabar la legislatura» . Hace pocos días se volvió a expresar en términos parecidos: «Tranquilos, esta situación (por Vox) en nada influye para una convocatoria de elecciones» . Pero toca en un año, el responsable de convocar es él y ya ha dicho que no le gustan en invierno, sin olvidar que un adelanto en otra autonomía e, incluso, en España puede acelerarlo todo. Empieza la cuenta atrás.
