El pasado viernes, en la rueda de prensa previa al partido del fin de semana contra el Barcelona, el entrenador del Sevilla detonó una bomba que nadie en el club sabía que existía. O al menos desconocían que pudiese causar tanto daño en una temporada donde, con los habituales incendios que tienen los sevillistas en el plano extradeportivo, la gestión del primer equipo no había provocado un malestar entre los actores principales. Todo por el hecho de que García Pimienta haya reclamado los fichajes que la dirección deportiva no ha realizado en enero, pasando casi de puntillas sobre los que sí ha ejecutado (inversión de ocho millones). Además, este desplante público a la labor de sus valedores en el Sevilla...
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