El pueblo asturiano con un paisaje cambiante y una iglesia y cementerio flotantes
Asturias es uno de los destinos españoles con mayor cantidad de paisajes impresionantes. Desde sus playas bañadas por las aguas del Cantábrico hasta sus grandes montañas y bosques que esconden misterios y edificios históricos en su interior. La naturaleza asturiana es una de esas maravillas que debemos cuidar para asegurar su supervivencia.
La Ría de Niembro
Viajamos hasta el concejo de Llanes, donde encontramos el pueblo costero de Niembro, un lugar en el que el río Calabres desemboca en el Cantábrico, creando un espectacular estuario con ramificaciones kársticas. Los 600 metros de longitud de la ría homónima permiten que, a día de hoy, siga utilizándose como puerto natural para pequeñas embarcaciones y como centro de ocio para todos aquellos amantes del deporte al aire libre que encuentran allí el destino ideal para practicar kayak o natación.
La magia de este lugar se encuentra en el ritmo cambiante de las mareas. Cuando la marea sube, este enclave se convierte en un auténtico lago con agua del mar por el cual pueden pasar barcos, practicar deportes, nadar, bucear, y donde la naturaleza es la indudable protagonista, rodeado por verdes bosques y una pequeña iglesia que parece flotar.
De la misma manera, cuando la marea vuelve a su estado original y baja el agua, la ría se convierte en un gran arenal por el cual se puede pasear hasta el templo religioso. Además, cuando el agua se retira, se crean pequeñas piscinas naturales que llegan hasta el mar, creando un lugar único en el mundo.
Una iglesia flotante
En medio de este oasis que parece sacado de un cuento de hadas, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, un templo cuyo origen se remonta al siglo XVIII. La belleza de este edificio radica en el paisaje que la rodea, y en que cuando sube la marea parece flotar completamente en la ría.
La iglesia fue diseñada por el arquitecto Silvestre Pérez y Martínez y el cementerio que ocupa su territorio crea una escena de película al ver como sube el agua hasta casi inundarlo. Además, debido a su impresionante paisaje, ha sido hogar de numerosos rodajes cinematográficos como Epílogo o La señora.