Hay gente que va al cine como si fuera un examinador de la DGT. Y que lee novelas con el rotulador rojo en la mano, en busca de alguna errata o falta de concordancia. A mí me ha pasado, hinchar el pecho y decir: «es que no se sabe si es una comedia o qué», «es que la trama secundaria sobra por completo», «es que no resuelve bien el último acto», y así. Después te encuentras con una película que cumple todos esos requisitos, que sigue los mandamientos del guion hasta las últimas consecuencias, y no te gusta, o no tanto como 'Lazzaro feliz', que termina dos veces porque sí, una bien y otra mal, aunque quizás sin una de...
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