Así son las personas que les gusta rezar antes de dormir, según la psicología
Los científicos han analizado cómo la práctica de rezar antes de dormir influye en la mente humana, revelando información interesante sobre los efectos de esta costumbre. A pesar de que los resultados son subjetivos debido a las experiencias individuales, un estudio realizado en 2014 indicó que la meditación y la oración tienen un impacto positivo en el bienestar psicológico, especialmente en quienes las practican de manera constante.
Una de las principales conclusiones del estudio fue que las personas que rezan o meditan habitualmente desarrollan un apego emocional hacia lo divino, lo que podría ayudarles a afrontar situaciones estresantes o difíciles. Según los investigadores, esta conexión espiritual no solo afecta el estado emocional, sino que también puede influir en la forma en que las personas se relacionan con los demás y consigo mismas.
El vínculo entre la oración y la salud mental
La investigación destacó que el impacto de la oración en la salud mental depende del tipo de relación que las personas establecen con Dios. El estudio titulado Oración, apego a Dios y síntomas de trastornos relacionados con la ansiedad entre adultos estadounidenses señala que el bienestar psicológico de los individuos que practican la oración está vinculado al apego que desarrollan con lo divino. Este vínculo influye directamente en los resultados psicológicos, ya que las personas que logran establecer un apego seguro a Dios tienden a experimentar mayores niveles de bienestar.
De acuerdo con el Instituto Carl Rogers, el "apego" es el lazo emocional duradero que formamos con otras personas, y en algunos casos, este vínculo se extiende hacia lo divino. Las experiencias de apego de la infancia, explica la teoría, influyen en cómo las personas perciben y experimentan sus relaciones, incluidas las espirituales.
La importancia de un apego seguro
Aquellos que desarrollan un apego seguro a Dios tienden a utilizar la oración como una herramienta para conectar de manera significativa con lo divino, generando un sentimiento de apoyo y protección. Estas personas reportan un mayor bienestar mental, lo que sugiere que la oración podría ser un recurso eficaz para reducir el estrés y las preocupaciones cotidianas.
Sin embargo, no todas las personas logran establecer un apego seguro a Dios. Según el portal especializado en psicología PsySon, algunas personas desarrollan un apego inseguro o evitativo, lo que puede llevar a una relación frustrante con la oración. Para estas personas, la oración puede convertirse en una experiencia de desconexión, ya que no perciben el apoyo divino que buscan, lo que podría aumentar los niveles de ansiedad y malestar emocional.
La transformación del cerebro con la meditación y la oración
Un análisis realizado por Andrew Newberg, profesor y director de investigación en el Instituto Marcus de Salud Integral de la Universidad y Hospital Thomas Jefferson, reveló cómo las prácticas espirituales como la meditación y la oración pueden modificar la actividad cerebral. A través de la tecnología SPECT, los investigadores pudieron medir el flujo sanguíneo en el cerebro, identificando las áreas más activas durante estas prácticas.
Los resultados mostraron que tanto la meditación como la oración pueden alterar la percepción del espacio y el tiempo, así como mejorar la atención y la concentración. Newberg y su equipo descubrieron que, al estudiar los cerebros de meditadores budistas tibetanos, se producía una disminución de la actividad en el lóbulo parietal, responsable de la orientación en el espacio y el tiempo. Esta reducción podría estar vinculada con la experiencia subjetiva de "ausencia de espacio y tiempo" que los meditadores suelen describir.
En el caso de las monjas franciscanas, quienes participaron en un estudio sobre la oración, se observó un patrón similar: aumento de la actividad en los lóbulos frontales, relacionados con la concentración. No obstante, también se detectó un incremento de la actividad en el lóbulo parietal inferior, área vinculada al procesamiento del lenguaje, ya que su práctica de oración involucra el uso de palabras, a diferencia de la meditación que se enfoca en la visualización.
Los estudios científicos sobre la meditación y la oración no solo muestran cómo estas prácticas afectan el bienestar emocional, sino también cómo influyen en el cerebro y las relaciones personales. Quienes rezan antes de dormir, en especial aquellos que desarrollan un apego seguro con lo divino, tienden a experimentar mayores niveles de bienestar mental, lo que sugiere que esta práctica puede ser un recurso valioso para manejar el estrés y mejorar la salud emocional. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que no todos experimentan los mismos beneficios, ya que el tipo de apego a lo divino juega un papel crucial en los resultados obtenidos.