Al alcalde de Alicante, Luis Barcala, le gusta hablar de Ángel Franco. Sabe que haciéndolo hurga en la herida. No es un asunto banal: enoja a los concejales socialistas alicantinos (por el momento alineados con la portavoz, Ana Barceló, en su batalla interna) y, por extensión, a buena parte del resto de representantes de la izquierda municipal. Y, por eso, no pierde ocasión siempre que puede de mentar al histórico dirigente, ahora con cargo en la Ejecutiva del PSPV desde la llegada de Diana Morant, hace casi un año.