Taiwán ofrece recompensas a cazadores para controlar la proliferación de iguanas verdes
Wu Cheng-hua apunta con una honda hacia una iguana verde en los bosques de Taiwán, donde esta especie exótica se reproduce sin control y las autoridades ofrecen recompensas a los cazadores para controlar su población.
"A veces tenemos suerte y atrapamos 300 iguanas en un día", afirma a la AFP el joven. Y cuando su equipo tiene menos suerte "dos, tres o una decena".
Esos lagartos arborícolas, que pueden medir hasta dos metros en la edad adulta, llegaron desde las Américas hace más de 20 años como animales exóticos de compañía.
Pero muchos de ellos escaparon de sus propietarios o fueron abandonados. En libertad, se reprodujeron a gran velocidad en el sur de la isla, en un clima caliente favorable, hasta convertirse en dañinos para los habitantes y en particular los agricultores.
El condado de Pingtung, en el sur de la isla, ofrece 500 nuevos dólares de Taiwán (15,27 dólares, 14,48 euros) por cada uno de esos saurios, atrayendo a los cazadores.
Luego de salir del trabajo en un restaurante, Wu Cheng-hua se encuentra con otros cazadores para ir de cacería.
Armados con arpones de pesca y botas de caucho escrutan el lugar, hábitat favorito de los reptiles.
En lo alto y protegidos por la vegetación, los lagartos no son objetivos fáciles.
De repente, periodistas de la AFP ven una iguana que cae de varios metros de altura antes de huir. Otro es alcanzado en varias ocasiones y luego es recuperado vivo.
Los cazadores atan las patas de los especímenes capturados, y siguen buscando más iguanas.
- "Crecimiento explosivo" -
Las autoridades taiwanesas lanzaron su campaña de regulación de la población de iguanas verdes hace más de diez años y tienen como objetivo más de 100.000 capturas este año.
Según los especialistas, es poco probable que la operación logre erradicar a esos animales, también considerados dañinos en Estados Unidos.
Algunos calculan que hay 200.000 en Taiwán. Las hembras ponen decenas de huevos una vez cada año.
"Anomalías climáticas" facilitaron la proliferación de la especie en los últimos años, dice Chen Tien-hsi, experto en fauna salvaje de la Universidad Nacional de Ciencias y Tecnologías de Pingtung.
Le falta de lluvia y algunos inviernos excepcionalmente cálidos en los últimos años favorecieron el aumento de las eclosiones y mejoró la tasa de sobrevivencia de los pequeños, lo que según Chen es un cóctel perfecto para "un crecimiento explosivo de la población".
En el solo condado de Pingtung, la matanza pasó de algunos centenares por año al principio a unos 48.000 en 2024, según Cheng Yung-yu, director general del departamento de Agricultura local.
Sin embargo, se necesitan "estrategias" más eficaces ante al aumento "casi exponencial" del número de iguanas verdes, considera el responsable.
- "Pequeño dinosaurio" -
Las iguanas herbívoras son una calamidad para la agricultora Cheng Hui-jung, que vio sus cultivos de frijol rojo devastados pese a la instalación de redes de pesca para protegerlos.
Los saurios, que viven en los densos bosques de bambús que crecen entre el río de al lado y sus tierras, salen de día en para devastar sus cultivos.
"Se mueven muy rápido y no pudimos atraparlos", se queja Cheng a la AFP, y añade que teme que los agricultores no tumben los árboles o dejen de cultivar.
Las autoridades animan a los habitantes a unirse a la caza.
Hsin Tseng-kuan cuenta que ella se asustó cuando vio a la primera iguana verde en su finca y después decidió aprender a como atraparlas.
"Se parecen a un pequeño dinosaurio", dice.
"No temen a los humanos", subraya la mujer de 58 años, una de las 80 personas que asisten a un programa de entrenamiento gubernamental, con ejercicio de captura con lazo.
- "Reducir el sufrimiento" -
La asociación de defensa de los animales PETA pidió a Taiwán buscar "estrategias no letales" para enfrentar el problema, o "reducir el sufrimiento" de los animales si se hace necesaria la matanza.
Varios cazadores afirmaron a la AFP que podrían matar más fácilmente las iguanas verdes, atenuando el dolor, si fueran autorizadas las armas de aire comprimido.
En tres horas de cacería, Wu y sus colegas capturaron 14 iguanas.
Los cazadores deben sacrificar las iguanas y guardarlas en un congelador hasta que el gobierno pueda incinerarlas.
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