Francia aprueba una ley contra los ‘contaminantes eternos’, una decisión pionera en Europa
La Asamblea Nacional de Francia aprobó definitivamente este 20 de febrero un proyecto de ley ambiental que restringe la fabricación y venta de productos que contienen PFAS. Conocidos como “contaminantes eternos”, están masivamente presentes en la vida cotidiana y su impacto en la salud preocupa tanto a la opinión pública como a las autoridades.
El texto, apoyado por la izquierda y la coalición gobernante, fue aprobado en los mismos términos por el Senado, por 231 votos a favor y 51 en contra, y ahora podría entrar en vigor. El plan avanzó pese a la negativa del partido de extrema derecha RN.
La ministra de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher, comenzó los debates expresando su apoyo a la propuesta de ley, al tiempo que reclamó un enfoque diferenciado, “siempre a la luz de la ciencia” y “sin caer en una condena general de las PFAS”.
“Hay miles de PFAS. Algunos son muy conocidos, otros son menos conocidos. Algunos son peligrosos, otros se consideran de bajo impacto”, dijo.
Estas sustancias sintéticas son utilizadas a gran escala por la industria y se encuentran en los más variados objetos cotidianos, como sartenes y utensilios de cocina, envases o ropa. Se disipan a través del medio ambiente y pueden tardar siglos en desaparecer.
Prácticamente indestructibles y presentes en muchos objetos, los productos químicos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados, de los que proviene el acrónimo PFAS, se acumulan con el tiempo en el aire, el suelo, el agua, los alimentos y, finalmente, en el cuerpo humano, principalmente en la sangre y en los tejidos renales o hepáticos.
El artículo principal de la ley establece la prohibición, a partir del 1.° de enero de 2026, de la fabricación, importación y venta de cualquier producto cosmético, producto de cera (para esquís) o producto de ropa textil que contenga PFAS. Únicamente se realizará una excepción para ciertos textiles industriales o aquellos “necesarios para usos esenciales”.
En el texto también aparece un impuesto dirigido a los industriales cuyas actividades dan lugar a emisiones de PFAS, basado en el principio de “quien contamina paga”.
Aunque la ambición inicial de la ley se ha reducido, especialmente con la exclusión de ciertos utensilios de cocina del ámbito de aplicación de la prohibición, el ecologista Nicolas Thierry aseguró que el avance que convertirá a Francia “en uno de los países mejor equipados para proteger a su población de los riesgos asociados a estos eternos contaminantes”.
El diputado del MoDem Cyrille Isaac-Sibille, autor de un informe sobre el tema hace un año, defendió un “primer paso” en la lucha contra las PFAS, que enviará “un mensaje a los fabricantes” y “a Europa (...) que necesitamos acelerar la reflexión”, mientras que Estados Unidos “está por delante de nosotros”.
En nombre del RN, el diputado Emeric Salmon expresó su preocupación por un texto que tendrá “consecuencias dramáticas para el empleo” y la “soberanía” al provocar la “inundación” del mercado interno con “productos extranjeros que contienen PFAS”.
Agnès Pannier-Runacher respondió a estas acusaciones de la oposición aclarando que el texto había sido “redactado (...) con los fabricantes” y que, por el contrario, se trataba de proteger a las industrias “frente a la competencia desleal, y que se esforzaron precisamente por desarrollar tecnologías que les permitieran prescindir de las PFAS”.
En marzo de 2023, un consorcio de periódicos europeos llevó a cabo una investigación sobre los “contaminantes eternos” que reveló que los países de Europa están contaminados en gran medida por los productos químicos eternos, desconocidos para la mayoría de la gente.