Un individuo muy violento tuvo que ser reducido con una defensa eléctrica, tipo táser, por agentes de la Policía Municipal, que sí que cuentan con esta arma y que ya han resuelto 14 intervenciones con ella; en el CNP, el recurso está muy limitado por la falta de unidades, una vieja queja de los sindicatos. En esta ocasión, hubo que pedir a los funcionarios locales ayuda para poder arrestar al protagonista de esta historia, a quien se llevaron a comisaría por los presuntos delitos de violencia en el ámbito familiar y desobediencia y resistencia a la autoridad. Según ha podido saber ABC, los hechos ocurrieron el jueves pasado, a partir de las once de la noche. Un viandante llamó al 112 alertado por los gritos que procedían de un primer piso de la calle de Velayos, en el barrio de Valdezarza (Moncloa-Aravaca). En su comunicación, el testigo añadió que un hombre había salido del bloque ensangrentado y gritando: «¡Quiero matar a mi madre!». El individuo se marchó pero luego regresó al piso. La Policía Nacional y la Municipal acudieron al suceso. Oyeron más gritos al llegar y vieron un reguero de sangre en el portal. Lo siguieron y les llevó a una vivienda de la primera planta, que tenía la puerta abierta. Ante la evidencia de que se estaba cometiendo un delito flagrante, entraron en el domicilio. Encontraron a una mujer de avanzada edad, ensangrentada. Otra anciana, hermana de la anterior, se encontraba muy temerosa en su cama. Era la madre del sospechoso, que había entrado para agredirla y que golpeó un cuadro cuyo cristal se rompió y se le clavó al individuo, español de 39 años, en la mano derecha. También cayeron trozos de vidrio sobre su progenitora. En otro dormitorio estaba el tercer anciano, todos rondando los 80 años, tío del detenido y hermano de las otras dos mujeres. «Hemos discutido y se ha cortado la mano», dijo la madre, en referencia a una disputa de índole familiar. Los agentes llamaron al Summa 112 y a un agente municipal que portaba una táser. Una vez allí, el policía vio que el varón estaba muy nervioso, dentro de su dormitorio y dando golpes en la puerta, extremadamente agresivo. Los alaridos continuaban y no aceptaba salir, como le pedían los agentes, que no descartaban que portara un arma blanca. Iba lleno de sangre. Los intervinientes abrieron la puerta de una patada y redujeron al maltratador con la táser. Ingresó en el Clínico por las heridas autoinflingidas.