Un año después, el complejo residencial incendiado en el barrio de Campanar de Valencia ya no emana ese intenso olor a quemado que el viento extrajo de su interior durante meses. El esqueleto de hormigón desnudo que se levanta sobre una rotonda está ahora cubierto de lonas, señal de que se sigue trabajando para que vuelva a haber vida donde diez personas encontraron la muerte aquella fatídica tarde del 22 de febrero de 2024 . Los supervivientes intentan pasar página y seguir adelante lidiando con las secuelas psicológicas del peor incendio de la historia de la capital del Turia. Pero en la lucha sin fin entre 'las desgracias nunca vienen solas' y 'Dios no castiga dos veces', tristemente no siempre...
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