Poco a poco, nos vamos formando una idea del mundo y de nosotros mismos, pero este proceso a veces es algo traumático . La personalidad es una estructura psicológica muy compleja que se va desarrollando durante muchos años. Somos sensibles a los inputs externos, percibimos lo que la gente nos dice y nos imaginamos reacciones y pensamientos de otras personas. Poco a poco vamos dando forma a la idea de cómo somos a partir de inputs externos y de conclusiones propias de origen variopinto. La tía María nos dice cómo debemos ser, los padres también, la amiga de tu madre nos da consejos y los maestros proyectan en nosotros sus ideas, deseos, demonios y fantasmas. Todo el mundo nos da una imagen de nosotros mismos que vamos incorporando durante nuestra infancia y juventud sin analizar si es correcta o no. Intentamos encajar y obtener la aprobación de aquellas personas que consideramos que son importantes para nosotros, de nuestro grupo de referencia y de las personas que amamos. Y, en ocasiones, no nos permitimos ser como somos para poder encajar en las expectativas de otras personas. Lo cierto es que si no tenemos prioridades , viviremos según las prioridades de otras personas y lo mismo ocurre con los objetivos y caminos : si no tenemos un camino propio, caminaremos por los caminos ajenos. Nos da miedo ser nosotros mismos. Nos da miedo no cumplir las expectativas que tienen depositadas en nosotros, nos da miedo no estar a la altura y nos da miedo el fracaso . No nos permitimos ser nosotros, a secas, ir escogiendo nuestro camino, mostrarnos tal y como somos, con nuestras virtudes y miserias . Vamos tirando, soportando, no sin esfuerzo, las presiones que recibimos por doquier. Vamos tirando hasta que un día explotamos, nos dejamos ir y acabamos cometiendo una -o varias- locura. La mayor parte de crisis de los cuarenta se forjan a los veinte, en la juventud cuando empezamos a recorrer el camino que nos tienen preparado en vez de buscar nuestro propio camino. Nos da miedo que nos vean tal como somos y nos escondemos. Tenemos muchos recursos para escondernos. Existe toda una industria que te facilita dar la imagen que quieras dar a cambio de dinero. Teléfonos, coches, ropa y mil y una posesiones nos ayudan a dar la imagen que deseamos. Esto lo tenemos más o menos controlado. Nunca ha sido tan fácil parecer sin ser. Pero después llega el silencio , esos momentos en los que no tienes a nadie con quien hablar, esos momentos en los que estás solo contigo mismo y los rehuimos, no nos sentimos cómodos. También tenemos una solución para esos momentos: las distracciones . Nos da miedo el silencio, nos da miedo el espejo , nos da miedo la propia mirada tanto como las miradas ajenas. Pasamos demasiado tiempo evitando la realidad , creando un escaparate, un escenario y un decorado cuando es mucho más fácil aprender a convivir con nosotros mismos. Nos hacen creer que no estamos a la altura, que no somos dignos o que no somos lo suficiente cuando en realidad somos personas extraordinarias que necesitan conectar con nuestra esencia . Es mucho más importante de lo que crees. Cuando nos aceptamos tal y como somos podemos crecer, dejamos de ser frágiles y manipulables y baja nuestro nivel de angustia. ¿Recuerdas ese cuento del traje del Emperador de Andersen ? Échale un vistazo. Seguro que ahora lo verás con otros ojos... Puedes descubrir otros consejos de Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi en instagram) para poner límites a aquellas personas que nos hacen daño en su obra 'Tus líneas rojas' (Zenith/Planeta) y ayudar a los más pequeños a gestionar las emociones con el libro 'Rita y el caparazón de oro', que ha escrito junto a su mujer, Nuria Pablos. Y además, puedes leer aquí otros artículos de Tomás Navarro en ABC Bienestar .
