Filipinas vive una epidemia del VIH desbocada, con un aumento del 411% en una década
El principal centro de Love Yourself (Quiérete) en Manila recuerda a un acogedor hotel, pero tras muros de color pastel y los cómodos sofás se encuentra la mayor clínica de esta organización dedicada a la lucha contra el VIH en Filipinas, donde los casos han crecido un 411% en la última década y la interrupción de la ayuda humanitaria de Estados Unidos hace temer graves consecuencias.
"Tenemos lugares como este, que no parecen una clínica (...), para romper el estigma" en torno a una enfermedad que en el país asiático se ceba especialmente entre los hombres jóvenes, explicó a EFE el director ejecutivo de Love Yourself, Ronivin Garcia Pagtakhan.
Diez mil personas con VIH dependen de este local situado en Mandaluyong, parte de la metrópoli de Manila, el mayor de una ONG que Pagtakhan creó con un grupo de amigos en 2011 después de que su pareja seropositiva falleciera en Filipinas.
"Tenía VIH y falleció, y pude ver de primera mano el estigma y la discriminación que todavía había aquí", explicó. Actualmente, Love Yourself realiza una media de 120 pruebas al día con una tasa de positivos en torno al 10 %.
Desde que Filipinas comenzó a realizar pruebas en los años 90 unas 131.000 personas han sido diagnosticadas con la enfermedad, si bien se estima que un total de 215.000, incluyendo los no diagnosticados, viven con ella a día de hoy, según datos oficiales.
Unas cifras mucho menores que las reportadas por países como Sudáfrica, con 7,7 millones de personas con VIH, o Nigeria, con dos millones, según ONUSIDA.
Pero, frente a los números absolutos, lo que realmente preocupa en el país asiático es el aumento desbocado de los casos.
Entre 2012 y 2023, las nuevas infecciones diarias crecieron un 411%, según datos oficiales del Departamento de Salud. Esta tendencia continuó al alza en 2024, cuando se detectaron 1.480 nuevos casos al mes frente a los 1.437 diagnosticados en 2023.
"Es un hecho que hay una epidemia, está ocurriendo en Filipinas", constató la doctora, quien no obstante alertó que las altas cifras de contagios "también significan que hay más y más personas haciéndose pruebas ahora (...) que antes, cuando no eran tan accesibles".
El perfil de las personas con VIH en Filipinas se concentra en los hombres, que conforman el 95 % de los casos detectados entre julio y septiembre de 2024. El 47 % tenían entre 25 y 34 años, mientras que las nuevas infecciones afectan también de forma significativa a los jóvenes, con un 32 % de casos detectados en personas de entre 15 y 24 años.
El perfil del paciente es joven y predominan los hombres que tienen sexo con hombres. La falta de educación sexual en este país conservador, y en el que el 80 % de la población profesa el cristianismo, se ha convertido en una barrera difícil de superar.
La Iglesia Católica se opone tradicionalmente a los preservativos en Filipinas, promoviendo la abstinencia, y un proyecto de ley para reforzar la enseñanza sexual en las escuelas ha sido duramente criticado en los últimos meses por organizaciones cristianas.
El vicepresidente del Consejo Nacional Filipino sobre el SIDA (PNAC, en inglés), Efren Chanliongco, explicó a EFE que este departamento gubernamental encargado de coordinar la respuesta contra el VIH lleva a cabo talleres regulares en escuelas "para poder comunicarnos con los jóvenes".
Los alumnos acceden sin embargo a una información limitada, lamentó este funcionario con más de dos décadas de experiencia en la respuesta pública al VIH: ni recomendaciones sobre preservativos como método para prevenir las infecciones, ni información sobre la Profilaxis Preexposición (PrEP) disponible en Filipinas desde 2021.
En plena epidemia, tanto Chanliongco como Pagtakhan coincidieron en señalar que la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de suspender la ayuda exterior de Estados Unidos canalizada principalmente a través de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid) afectará a Filipinas.
"Para financiar algunas actividades dependemos de la ayuda externa de organismos como el Fondo Mundial y Usaid (...), así que sí, habrá un efecto real", constató el funcionario.
Chanliongco afirmó que el impacto no se sentirá a la hora de adquirir el tratamiento antirretroviral, fundamental para evitar la reproducción del virus.
Pero sí afectará a las organizaciones de la sociedad civil que dependen de la ayuda extranjera, que según Pagtakhan detectan actualmente en torno al 40 % de las infecciones en Filipinas.
"Si dejan de trabajar (por falta de fondos), los casos en Filipinas se reducirán pero por las razones equivocadas", lamentó la doctora, informa Efe.