En ocasiones te vas de un restaurante y sólo recuerdas el servicio como lo más destacable, quedando el resto como desvaído. Si hablamos de bares, donde hoy casi todo vale, lo del buen servicio se convierte en un milagro. Pues aquí, en el antiguo Casa Ruiz de la plaza de Ruiz de Alda, este milagro se repite todos los días. Camareros sonrientes, entrantes, inspiradores, pero no avasalladores, rápidos y eficientes. Si fuéramos de la Escuela de Hostelería de Cruzcampo los fichábamos de profesores o mandábamos a los alumnos a hacer prácticas. Y decimos lo de «la antigua Casa Ruiz» porque, aunque en el local parece que nada ha cambiado, lo ha hecho la gestión. Y el apellido «by Miranda» marca...
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