¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué el oro está bajo tierra? La exposición Oro Tapado invita a escuchar los sonidos y voces de aquello que ha permanecido oculto en el subsuelo de la Amazonía: minerales, aguas y seres. A través de una propuesta inmersiva, la artista colombiana Bárbara Santos sugiere la necesidad de una conexión fractal e interespecie con el planeta que habitamos. Como parte de la exposición en la Casa Encendida (4-16 marzo), se llevan a cabo activaciones en colaboración con el sabedorbarasano Reynel Ortega y el antropólogo inglés Stephen Hugh-Jones. Ortega comparte su visión sobre el cambio climático desde el conocimiento ancestral amazónico, mientras que Hugh-Jones, con más de seis décadas de estudio en la región, aporta una perspectiva antropológica sobre las formas de entender y traducir este saber. Bárbara Santos, quien ha trabajado junto a ellos durante años, retoma en esta muestra algunas de las reflexiones desarrolladas en varios de sus proyectos, donde se abordan los desafíos de traducir conocimientos provenientes de universos tan distintos. Con más de 20 años de trabajo en la Amazonía, Santos entrelaza en su obra el tiempo, el respeto y la relación con los seres—humanos y no humanos—de la selva. Su trabajo explora la curación como tecnología y la imposibilidad de traducir ciertos saberes sin despojarlos de su esencia. A través de esta muestra, plantea una reflexión fundamental: la necesidad de comprender que no todo conocimiento es traducible ni asimilable desde una mirada occidental. Su enfoque no busca racionalizar lo incomprensible, sino permitir que fluya en su propia lógica y temporalidad. La presentación de Oro Tapado busca romper las formas en que nos relacionamos con el lenguaje e inducir al visitante a experimentar los sonidos de la selva y a asimilar, en las palabras incomprensibles en barasano del sabedor Reynel Ortega, mensajes sobre el devenir del mundo. Frente al deseo histórico de controlar y traducir el conocimiento, la obra propone una aproximación distinta: no imponer significados, sino dejar que estos relatos fluyan en su propia naturaleza. Así, Oro Tapado no pretende ofrecer una verdad absoluta, sino evidenciar cómo el saber ancestral, el ritual y el conocimiento tradicional sobre las plantas son tecnologías vivas, en permanente transformación. Como el río eléctrico que emerge del suelo, estas capas de conocimiento contienen códigos que la ciencia occidental aún no ha logrado descifrar. El proyecto está enmarcado dentro de la programación especial de ARCO 2025 dedicada al Amazonas, «Wamatisé: ideas para un amazofuturismo», comisariada por María Wills y Denilson Baniwa. Artistas, curadores y colectivos involucrados en esta edición se sumergen en la rica biodiversidad del Amazonas y sus complejas realidades, utilizando el arte como una herramienta de concienciación y acción frente a la crisis ambiental que pone en riesgo este pulmón del planeta.
