Una luz al final del túnel, por Marisol Pérez Tello
¡Apagón! Era el grito en los 80, los terroristas se tumbaban una torre de alta tensión para que se vaya la luz y seguir sembrando terror.
Esta semana llegué a Tumbes en medio de un apagón general, una intensa lluvia y mucho miedo. La diferencia es que esta vez los responsables del caos son los extorsionadores con su inhumanidad, y las autoridades con su lentitud, su inoperancia y posiblemente, su complicidad.
Zeus, Jorge Luis, Pool y Tomás son pescadores y desaparecieron hace casi 60 días en el mar. Fueron extorsionados y, al negarse a pagar el cupo, los desaparecieron.
Una niña juega frente a nosotros, "es su hija" me dicen llorando.
No confían en la Marina, ni en la Policía, que se niega a recibir la denuncia porque el hecho ocurrió en el mar. “La extorsión ahora es peor”. Matan para meter miedo y marcar territorio. No puedo verificar cada testimonio, pero el miedo y el abandono del Estado son evidentes.
La familia de los pescadores, prefiere no decir nada. Son los vecinos preocupados los que piden ayuda y justicia. “¿De qué vivirán?”, susurran. “La calamina está rota, la niña se va a enfermar”, insisten.
Me he quedado varios días por el norte, la lluvia sigue. Tumbes inundado, la agricultura afectada y todo colapsado.
Igual que con el caso de los pescadores, no se ve la respuesta de las autoridades. Acusar a la lluvia de generar el caos, sería absurdo. Todos los años llueve, y algunos se siguen haciendo los sorprendidos. Tan dificil es ejecutar obras bien hechas y a tiempo sin que a nadie le rompan la mano?
No podemos ni debemos acostumbrarnos a este caos. Ya le hemos ganado a los terroristas, ahora nos toca ganarle a los extorsionadores y sacar del camino a las autoridades inútiles y cómplices. Nuestro Perú necesita cuanto antes una luz al final del túnel.