Se llevó Rodrygo el MVP de la ida de Champions ante el Atlético, pero si se lo hubieran dado a Brahim nadie se habría llevado las manos a la cabeza. Marcó la diferencia y, además, corrió, llevándole la contraria a su entrenador, que en la previa del derbi aseguró que un jugador hace una cosa o la otra, pero no ambas. Una exhibición de talento y derroche justo en un momento de máxima debilidad del Madrid en el centro del campo, con Bellingham sancionado, Ceballos lesionado y Camavinga en su momento más pobre como madridista. Un momento de emergencia al que se sumó el mal partido de Mbappé y Vinicius. También acudió al rescate en la zona de ataque: «No es cierto que vaya a volver al banquillo en el partido de vuelta. No se puede decir que Brahim sea un titular indiscutible, pero sí es un jugador muy importante. Mucho. Aprovecha los minutos que le doy y volverá a jugar cuando yo le ponga», dijo Ancelotti tras la victoria en el euroderbi. Claro, con una exhibición así, a ver quién es ahora el guapo que se atreve a sentar al andaluz, pero es imposible que Carletto, como buen italiano, salga en el Metropolitano con Rodrygo, Vinicius, Mbappé y Bellingham, que regresará tras la sanción, y además ponga a Brahim. Lo normal será ver de nuevo al ex del City y Milán sentando en el banquillo esperando una oportunidad que, normalmente, suele aprovechar. Y es que Brahim es uno de esos futbolistas que es una bendición para un equipo como el Real Madrid, que necesita tener un plan B que no solo no desentone, sino que además haga creer a su entrenador que puede formar parte del plan A cuando las circunstancias así se den. En ese contexto está el andaluz, que tiene su rol más que asumido y eso le ayuda a dar su mejor versión: «Estoy para aportar y eso es lo único que tengo que hacer. Jugar en este club es algo increíble. Siempre lo digo, cuando vistes esta camiseta tienes que darlo todo», aseguró Brahim tras la victoria. Sus números defensivos fueron cuatro intercepciones y tres entradas, y de medio campo para adelante, el golazo que le dio la victoria a su equipo y un 94% de acierto en el pase, números muy lejanos a los de Mbappé, por ejemplo, que perdió catorce pelotas y ni siquiera llegó al 80% de pases buenos. El contraste es muy llamativo. Tanto como su pique con Simeone. Sin que sirva de precedente, las palabras del Cholo en la previa, asegurando que veía más a Modric en el once, junto a Tchouaméni y Camavinga, que a Brahim, no parecían esos pellizquitos de monja que suele dar el argentino cuando le toca jugar contra el Madrid. Sonó a un simple análisis previo de lo que tácticamente pensaba que iba a hacer Ancelotti y no a un desprecio a Brahim. Pero el jugador no lo interpretó así y acabó tomándose su pequeña vendetta cuando anotó el gol: «¡Habla ahora! ¡Habla ahora! ¡Hablaste ayer, habla ahora!», le dijo el andaluz tras celebrar el tanto y pasar a unos metros de su banquillo. Simeone, o no se enteró o no se quiso enterar. Con contrato hasta 2027, Brahim abordará desde el próximo verano su proceso de renovación con el Madrid. Para Ancelotti, y para el club, es un jugador indiscutible. Un número doce que siempre aparece cuando se le necesita. Si alguno de los cuatro de arriba no está, allí emerge Brahim, como ante el Atlético o como otras tantas veces. De hecho, no es la primera vez que resuelve un partido de ida de octavos. Ya lo hizo la pasada temporada en Leipzig, cuando se inventó un golazo con aroma a Messi, partiendo desde banda derecha hacia zonas centrales, tras varios 'gambeteos', y clavándola en la esquina de la portería. Un tanto que sirvió para que el Madrid ganara 0-1 un partido que, seguramente, ni mereció empatar, y que acabó siendo decisivo en la eliminatoria tras el 1-1 de la vuelta en el Bernabéu. El comodín Brahim no tiene precio.
