La humanidad lleva más de un siglo desafiando las barreras de la longevidad . Y no deja de aumentar. De hecho cada vez es más común soplar cien o más velas en la tarta de cumpleaños. Así lo dicen los números del Instituto Nacional de Estadística, que refleja que casi 20.000 personas en España llegan a centenarios. No existe ninguna fórmula mágica, sin embargo algunos patrones de alimentación están más asociados a una vida más larga que otros . Y no se trata de envejecer por envejecer, sino hacerlo de manera saludable. Llegar a centenarios sin deterioro cognitivo y con una razonable autonomía física. «Un 25% es cosa de los genes, y el 75% restante fruto de la epigenética , de esas costumbres sanas, hábitos, y estilos de vida saludables que mantengamos en el día a día. Heredamos 20.000 genes, y más o menos 2.000 están asociados a la longevidad; pero, también, los hay asociados a la enfermedad, y por ejemplo hay 50 relacionados con sufrir hipertensión arterial. Si tenemos genes asociados a la hipertensión y no hacemos ejercicio, fumamos, y comemos con sal tendremos más posibilidades de padecerla», expone Manuel de la Peña, cardiólogo y director de la Cátedra del Corazón y Longevidad del Instituto Europeo de Salud y Bienestar social. Por supuesto, alimentarse para ganar años de vida no es una ciencia exacta. Y los investigadores suelen buscar asociaciones entre hábitos alimentarios y salud a largo plazo. Hay varias pistas en el último informe basado en 41 revisiones sistemáticas y metaanálisis que involucraron a más de un millón de personas , en el que también participaron investigadores de la Universidad de Bolonia. El trabajo, publicado en la revista Advances in Nutrition , examinó el impacto de 14 grupos de alimentos en el riesgo de mortalidad por cualquier causa: granos (integrales y refinados), frutas, verduras, frutos secos, legumbres, pescado y productos derivados del pescado, huevos, leche y productos lácteos, carne y productos cárnicos (incluida la carne roja y blanca, procesada y sin procesar), bebidas azucaradas y azúcares añadidos. Las investigaciones sugieren que quienes consumen proteína tienden a vivir más tiempo y a permanecer más fuertes y saludables a lo largo de su vida, pero claro aquí hay que ver de dónde sale ese macronutriente. Fuentes de origen vegetal como las legumbres, los frutos secos y los cereales integrales parecen ser especialmente beneficiosos, mientras que demasiada carne roja (de la procesada) resulta todo lo contrario. Los resultados apuntan que existe una relación entre el consumo de frutos secos, cereales integrales, frutas, verduras y pescado con una reducción de la mortalidad por todas las causas, además de consumo de carnes blancas, aunque estas en menor medida. En el lado contrario se sitúa el consumo a menudo de carnes rojas procesadas y de bebidas azucaradas , las cuales se asocia con un mayor riesgo. Se encontró que un alto consumo de azúcares añadidos, granos refinados y huevos estaba significativamente asociado con un aumento de la mortalidad, aunque en un grado menos significativo. Sobre los productos lácteos cabe destacar que no se encontró asociación con la esperanza de vida, ni positiva ni negativa. «Los alimentos pro-longevidad contienen antioxidantes y sustancias bioactivas que ayudan a reducir el estrés oxidativo, ayudando a mejorar la función inmune y la función endotelial (el endotelio es el tejido que recubre el interior de las paredes del corazón, los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos, formando una barrera hacia el exterior), además son generalmente ricos en nutrientes cruciales, incluidas vitaminas, minerales, fibra dietética y grasas saludables , que son esenciales para minimizar la inflamación, mejorar la salud metabólica y prevenir enfermedades no transmisibles como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y el cáncer», describe el informe de la publicación, que ahonda en que la dieta aporta un papel clave en la prevención de enfermedades como la hipertensión, la diabetes y los problemas cardiovasculares , así como en el desarrollo de muchas enfermedades no transmisibles y responsable de 75% de las muertes en el mundo.