La inmersión lingüística en catalán en las aulas de la Comunidad Valenciana sufrirá un frenazo y no podrá avanzar como consecuencia de los resultados del referéndum en el que 579.082 familias podían elegir lengua base del aprendizaje para sus hijos. Aunque han votado algo más de la mitad (el 58,6%) y aún no se sabe qué harán los consejos escolares con las plazas de los padres que se han abstenido, el mapa resultante es claramente bilingüe a partes iguales casi con un empate técnico y la vuelta a la doble línea en valenciano y castellano. Antes de esa elección telemática, toda una campaña furibunda de sectores nacionalistas que llegaron a meter el miedo en el cuerpo a los progenitores con bulos como que si escogían castellano perderían la gratuidad de los libros, las excursiones y actividades extraescolares. O manipular a los niños con fotos suyas sin permiso en las que pedían a sus madres votar valenciano, además de atemorizarles porque les iban a separar de sus compañeros de clase. Y hasta el mensaje xenófobo de que en castellano «iban a ir con los inmigrantes». La « victoria » del valenciano se presenta pírrica no tanto por el dato global, con un 50,53% frente al 49,47% del idioma común a toda España, sino porque al ir al detalle muestra una disparidad grande según provincias y comarcas. Y, sobre todo, porque refleja milimétricamente que los progenitores han optado por la lengua materna , que era el caballo de batalla de las entidades que denuncian las discriminaciones a los castellanohablantes. Así lo valora Escuela de Todos , que se felicita porque «la Comunidad Valenciana es bilingüe y la elección de las familias así lo demuestra», mientras que Hablamos Español , en cambio, lamentan que «el Partido Popular entrega a Compromís la lengua de los niños hispanohablantes» al considerar que la presión de los independentistas y el «adoctrinamiento» de algunos docentes ha disuadido de votar el idioma materno. En el lado contrario de este pulso, el Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament ( STEPV ) ironiza con que «las familias 'imponen' el valenciano en el sistema educativo» por ese escaso margen de menos de un 1% de ventaja, además de reiterar que la votación era innecesaria. En la línea de entidades como Famílies pel Català , que se ha referido a la « consulta trampa ». Compromís incluso presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la Ley de Libertad Educativa en que se sustenta, pendiente de resolución aunque la Justicia descartó la suspensión de la votación que habían pedido como medida cautelar. Esos 171.226 y 167.617 apoyos en los hogares, respectivamente, para ambos idiomas, esconden ya de entrada la dualidad de que las preferencias varían sustancialmente de norte a sur de la Comunidad Valenciana. Mientras que en Castellón la proporción es clara de 70,5% (valenciano) frente a 29,5% (castellano), esa relación contrasta con la de 34,11%-65,89% en Alicante, a la inversa; y en la provincia de Valencia, el resultado queda más nivelado (57,84%-42,165). En definitiva, hay dos realidades dispares sociológicamente que han quedado patentes en este nuevo mapa lingüístico, que no obstante tiene una repercusión relativa, puesto que hay garantizado por ley un mínimo del 25% del horario lectivo en el idioma no escogido para la enseñanza Y, por supuesto, la propia asignatura de lengua en ambas. Con estos datos, vuelve a cobrar actualidad las quejas expresadas desde asociaciones que se quejan de la discriminación a los castellanohablantes que consideran completamente disparatado encuadrar a la ciudad de Alicante como zona de predominio valencianohablante . Es más, la vecina Elche , donde sí se aprecia claramente en la calle que se habla algo más la lengua autóctona, también ha quedado patente lo contrario de lo estipulado en la normativa actual, ya que las familias han elegido mayoritariamente el castellano, con el 59,75% de los votos frente al 40,25%. Tal vez la Generalitat debería revisar esta catalogación que no se corresponde con la realidad cotidiana de sus hablantes. En cualquier caso, los análisis deben estar matizados o relativizados por dos razones: un 41,38% de las familias no han votado y esas plazas las decidirán los consejos escolares , como órgano de representación. Y ahí radica ahora la única incógnita que determinará el mayor peso final en las aulas de una u otra lengua, porque se ha denunciado por parte de los 'hispanistas' que hay predominio de profesores nacionalistas y las declaraciones de los catalanistas parecen darles la razón, puesto han llegado a pleitear para que todo se elija en esos consejos, sabedores de que tienen mayoría. A pesar de esa influencia a posteriori, el número de «unidades» en valenciano o castellano no dejará a ningún alumno sin atender su petición, salvo en casos muy contados en zonas de poca población donde no haya niños o adolescentes suficientes para formar uno solo de esos grupos. Y en esas comarcas hay consenso por una opción. El conseller de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira, ha celebrado que «ha ganado el pluralismo frente al modelo único» y se demuestra «que no era una competición entre valenciano y castellano, como algunas entidades han querido ver». También ha añadido que la votación «demuestra que los valencianos han optado por el equilibrio y la convivencia entre las dos lenguas cooficiales». Con estos resultados se ha comprometido a que prácticamente «el cien por cien» de los alumnos aprenderá en el idioma que han elegido sus padres. En las dos anteriores legislaturas, la ahora derogada Ley de Plurilingüismo del socialista Ximo Puig en coalición con Compromís propició la imposición del valenciano y denuncias hoy pendientes de resolución por artimañas como contabilizar como horas de castellano sólo Música, Religión o Ética más las de consultoría con el profesor, funciones de teatro y otras actividades para inflar el cómputo y dejar el tiempo real en menos del 10%.