El Papa «está al mando y no deja parar a la Curia»
Cuando el Papa Francisco ha superado tres semanas de ingreso hospitalario por una bronquitis que posteriormente se complicó con una neumonía bilateral y otros baches respiratorios, las suspicacias sobre su estado de salud y su capacidad para continuar gobernando la Iglesia universal se han acrecentado. A las «fake news» sobre su muerte se han sumado los debates en torno a una nueva renuncia, siguiendo la estela de Benedicto XVI. Máxime cuando hasta la fecha no se ha difundido imagen alguna del Pontífice durante su estancia en el apartamento papal de la décima planta del Policlínico Agostino Gemelli de Roma.
«Cada uno es libre de elegir cómo y cuándo hacerse ver, especialmente cuando estás hospitalizado», expusieron el pasado jueves fuentes vaticanas en torno al interés generado con las sospechas adosadas de un gravedad aún mayor que la que se estaría mostrando en los partes médicos. «Veremos cuando llegue el momento, pero por ahora no está disponible», añadían desde la Santa Sede, con una apostilla nada baladí: «Una foto puede que nunca sea suficiente para algunas personas».
Y es que en el Vaticano son conscientes de que la expectación que está generando la enfermedad de Jorge Mario Bergoglio, de 88 años, ha degenerado en todo tipo de hipótesis que no resultan fáciles de rebatir a pesar de la política comunicativa de transparencia que ha sido marcada por el propio paciente. Sí, es Francisco el que desde el minuto cero de su entrada en el Gemelli pidió que se expusiera el estado real en el que se encuentra. De ahí, el hecho de que el equipo médico haya trasladado diariamente un parte vespertino, salvo este viernes, debido a la estabilización de su complejo cuadro clínico. Junto estos expedientes sanitarios específicos, a primera hora de la mañana y a mediodía se han facilitado otros datos sobre el ánimo y los quehaceres papales cotidianos.
Este jueves por la noche se sumaba lo que algunos medios han llegado a presentar como una prueba de vida. A las nueve de la noche, ante de comenzar el rezo del rosario por la salud del Pontífice en la Plaza de San Pedro, un hilo de voz irrumpía entre los cardenales, sacerdotes, religiosos y fieles. Se trataba de un audio de Francisco, donde se constatan los efectos de la insuficiencia respiratoria que padece. «Agradezco de todo corazón las oraciones que hacen por mi salud desde la Plaza, los acompaño desde acá», entonaba.
Lejos de formar parte de una estrategia comunicativa para demostrar que el Pontífice no se encuentra sedado o intubado, el mensaje se difundió por expreso deseo del Papa. Estas conmovedoras palabras hablan de la situación de debilidad en la que se encuentra, pero a la vez, confirma sin buscarlo que continúa llevando el timón de la Sede de Pedro. «Aunque tenga que esforzarse para hablar, eso no significa que esté incapacitado y mucho menos nadie le está manipulando ni hay un entorno que maneje los hilos», señalan desde la Curia romana a LA RAZÓN, que subrayan que el comentario que se incluye en cada uno de los informes diarios que hacen referencia al tiempo que dedica a «actividades laborales» no busca maquillar o aderezar los comunicados. De esta manera, esa misma tenacidad para estar al pie del cañón que se tradujo en varios sobresfuerzos para participar en los actos del jubileo que precipitaron su empeoramiento de salud, se mantiene intacta en la medida en que se ve obligado a respetar ese reposo absoluto exigido por los doctores.
«Está activo, al mando y no deja parar a los Dicasterios a poco que puede», señala otra fuente consultada, sobre la capacidad ejecutiva de Bergoglio sobre los diferentes departamentos vaticanos. Evidentemente, el prelado consultado reconoce que el máximo responsable de la Iglesia católica no trabaja al mismo ritmo que desde su despacho en la residencia de Santa Marta del Vaticano, pero que sí corrobora la lucidez del líder de la Iglesia católica a pesar de la fragilidad generada por la neumonía. Así lo confirmó la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, cuando fue a visitarle, y de la misma manera lo habrían trasladado tanto el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, como el sustituto de secretaría de Estado, Edgar Peña Parra, en las dos reuniones que han mantenido con él.
Lo cierto es que en estos veintitrés días de hospitalización, se han dado a conocer diferentes designaciones episcopales, la mayoría de ellas firmadas por Francisco antes de su internamiento. Por ejemplo, ayer se oficializaron los nombramientos de cuatro obispos para India, Indonesia, Guinea Bissau y el ordinariato oriental de Polonia. Sin embargo, ya comienzan a publicarse documentos que han sido rubricados en el que fue bautizado en tiempo de Juan Pablo II como el «Vaticano tercero», por el tiempo que pasó allí, después de tomar como referencia residencial tanto los palacios apostólicos como Castel Gandolfo, el retiro veraniego de los Papas, hasta que Francisco decidió no tener vacaciones y pasar el verano en Santa Marta con un ritmo algo más relajado.
Ayer mismo el cardenal Parolin entonaba en la basílica de San Pedro un mensaje firmado el 5 de marzo con motivo de los cincuenta años del nacimiento del Movimiento Pro Vida en Italia. En un guiño en el Día Internacional de la Mujer, Francisco hace un llamamiento a esta plataforma cristiana para «apostar por las mujeres, por su capacidad de acogida, generosidad y coraje». A la par, en una condena implícita al aborto y a la eutanasia, expone que «una sociedad justa no se construye eliminando a los niños no deseados que no han nacido, a los ancianos que ya no son independientes o a los enfermos incurables».
Desde su habitación, también ha preparado la homilía para la misa de hoy con motivo del Jubileo de los Voluntarios, que será leída en su nombre por el cardenal jesuita canadiense Michael Czerny, prefecto del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral.