A falta de un cuarto de hora para la conclusión del
Athletic-Mallorca, saltó un mensaje en los marcadores de
San Mamés pidiendo al personal que no se marchara tras el pitido del árbitro. El club rojiblanco quería trasladar un mensaje a su gente. Algo que en los últimos tiempos se está convirtiendo en habitual. Véase la renovación de
Sancet o la cesión del brazalete de
Muniain a
De Marcos. Esta vez se intuía que sería algo de cara al partido de octavos de la
Europa League del jueves contra la
Roma (18.45 h.).
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