Por qué cada vez acaban en el desguace más coches accidentados. ¿No compensa arreglarlos?

La siniestrabilidad vial todavía es una tarea pendiente. Vemos accidentes de tráfico a diario, sin embargo, la reparación de estos vehículos dañados ya no está teniendo lugar en su totalidad. De hecho, las compañías de seguros están optando por darlos de baja con mayor rapidez porque los costes de reparación son cada vez mayores, impulsado por la avanzada tecnología que incorporan los vehículos modernos. Y es que como los coches actuales son más avanzados y seguros, también son más complejos y caros de reparar. Y ya no solo hablamos del precio en los arreglos, sino que también se requiere más mano de obra y personal especializado. Como resultado, muchas aseguradoras consideran que el coste de reparar un vehículo supera su valor en el mercado, lo que las lleva a declararlo como «siniestro total» y proceder a su baja en lugar de financiar su reparación. Argumentando esto, según un estudio reciente de la mano de Axios, compañía especializada en análisis de riesgo y detección de fraude que utiliza datos de LexisNexis, en 2023, el 27% de los coches accidentados terminó en un desguace. Esta cifra representa un aumento de un 19% desde 2018. Como menciona Axios, actualmente «chocar un coche es como chocar un ordenador». Y es que hoy en día los vehículos cuentan con infinidad de componentes electrónicos que tras un accidente, ya sea leve o grave, también requieren reparación. Por ejemplo, cambiar un paragolpes seguramente requiera sustituir un sensor, recalibrar cámaras o incluso recalibrar sistemas de asistencia a la conducción (ADAS). Es por esto que la aseguradora tiene que pagar para que cada componente se sustituya y funcione correctamente ya sea reajustando o reemplazando, lo que se traduce en un aumento en las primas de seguros. De hecho, según Axios, en 2024 las tarifas de seguros a todo riesgo aumentaron hasta un 15% y estima que durante este año se sume un 5% más. Esto significa que el incremento en los costes no solo afecta a las aseguradoras, sino que también se refleja en los conductores, quienes deben enfrentar precios más altos para mantener la cobertura de sus vehículos.