¿Por qué se queman las fallas de Valencia? El antiguo ritual que lo explica

En 2016 las Fallas de Valencia fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, que reconocía así la larga tradición festiva arraigada en la ciudad, pero también en varias localidades de la provincia y de la Comunitat Valenciana, que dan la bienvenida a la primavera en la festividad de San José con la quema de los conocidos ninots.

Rituales paganos y muebles viejos: el germen de las Fallas de Valencia

Entre el 14 y 19 de marzo se viven los días grandes de las Fallas de Valencia, una de las festividades más conocidas en España, que tienen, sin embargo, su pistoletazo de salida desde la Cridà, en la última semana de febrero. Uno de sus rasgos más conocidos es la quema de los monumentos, llamados ninots, compuestos de color, animación y algunos alcanzando grandes alturas.

Que las diferentes fallas acaben reducidas a cenizas tiene su respuesta en su propio origen. Este estaría en las hogueras que tenían lugar alrededor de la efeméride santoral de San José, como bienvenida a la primavera, en el que carpinteros recogían muebles viejos por las casas para quemarlos.

Esto tiene especial relación con los rituales paganos que se han dado siempre alrededor del cambio estacional, y con el fuego como elemento purificador y en busca de buenas cosechas y suerte. De hecho, se cree que la propia palabra Falla vendría del latín ‘facula’ que significa antorcha o de ‘fax’ que significa fuego.

De estas hogueras de muebles viejos y de los rituales paganos se cree que tiene origen la festividad de las Fallas de Valencia, cuyos primeros apuntes datan del siglo XVIII y principios del siglo XIX, momento en el cual surgen los primeros detalles de carácter satírico y de crítica social.

El origen de las actuales Fallas de Valencia

Los primeros escritos que recogen la tradición de las Fallas de Valencia se tienen en el siglo XIX, como por ejemplo el escrito del Marqués de Cruilles, en su Guía urbana de Valencia: antigua y moderna, publicada en 1876. Una fecha que coincide, además, con el momento de auge de la expresividad de sátira y crítica social que derivó en el comienzo de la censura.

Y es que, desde mediados del siglo XIX, el Ayuntamiento de la ciudad, junto con el obispado y la capitanía general instauraron una censura previa a los monumentos, que, sin embargo, no logró apaciguar su carácter de crítica y sátira, que lo ha tenido también en el punto de mira de las distintas autoridades. Aun así, se permitieron durante la dictadura franquista y el valenciano hacía su aparición en los ninots.

Con el paso de las décadas, sobre todo a partir de 1930, se instauraron algunos de los principales actos que tienen lugar durante las Fallas, como la Mascletà durante varios días, o la ofrenda a la Virgen de los Desamparados, que tuvo su primera edición en 1945.