Un gran Goffin y los errores con la derecha despiden a Alcaraz del Masters 1.000 de Miami
Llegó un momento en el tercer set del partido entre Carlos Alcaraz y David Goffin en el que Juan Carlos Ferrero, el técnico del murciano, miraba al suelo y se quitaba y se ponía la gorra. En el banquillo del español, las instrucciones eran: “En algún momento bajará, tienes que tirar adelante”. O: “Batalla, batalla”. No se trataba ni de buscar bolas altas ni de jugar a un lado o a otro. No era estrategia. Era casi la espera de un milagro que no llegó: Goffin no bajó el nivel y Carlos no encontró, ni de lejos, el suyo, por lo que la sorpresa se consumó. El número tres del mundo y campeón de la edición de 2022 se queda fuera del Masters 1.000 de Miami en el estreno. Una derrota que duele y que sigue dejando esa sensación de irregularidad que desprende Alcaraz, capaz de lo mejor, pues con 21 años tiene un palmarés más importante que cualquiera de los tenistas en activo, menos Djokovic, claro; pero también de ser eliminado pronto cuando las cosas no salen. Sigue siendo un aspecto a mejorar para él lo de ganar partidos en los que no juega bien.
La incomodidad del español se notó desde el principio y se reflejó en un golpe, precisamente con el que marca más la diferencia: la derecha. Acabó Carlos con 28 errores no forzados por ese lado, de los 43 totales. Perdió confianza con su tiro preferido y le costó desbordar a un rival que se movió como pez en el agua. Goffin es un tenista de 34 años, un veterano con un estilo peculiar, en el que parece que no hace nada, pero daña a los rivales jugando a la contra. Aprovecha la fuerza con la que viene la pelota para tirarla al otro lado sin aparente esfuerzo, pero con mucha intención. Además, tiene mucha mano en el resto. Por ahí hizo pupa al español, que no conseguía los puntos mal llamados gratis. La bola siempre volvía y Alcaraz tenía que jugar prácticamente todos los puntos. En cambio, el servicio del belga sí hizo daño, sobre todo en momentos concretos. Lo hace con efecto cortado, y no le encontró la vuelta Carlos.
Nunca estuvo cómodo el ganador de cuatro Grand Slams, que sí peleó con todo lo que tuvo. A falta de su magia habitual, sacó la garra, pero no fue suficiente. El primer set también lo tuvo con un break de desventaja, 3-4, pero no dejó a su oponente que se asentara y consiguió remontar. Parecía el comienzo de algo, pero no lo fue. Al revés. Su tenis, si acaso, iba a menos. Los errores se le acumulaban y ni siquiera las dejadas le daban consuelo. Mira que tiene mano para ese golpe... Pues no concretó prácticamente ninguna: o le salían largas o se quedaban en la red o llegaba Goffin, muy fino y hábil en la red, tanto en esas situaciones como en la volea.
Alcaraz se fue enfurruñando más y más y en lugar de tener calma, le entraron las prisas. Cedió el segundo set y empezó el tercero con una nueva rotura en contra. Ya iba a remolque. Siguió en la lucha e incluso hubo un momento en el que tuvo cerca la igualada, con 0-30, pero en vez de ponerse sólido en ese momento, regaló un par de puntos y del posible 4-4 se pasó a un 3-5 del que ya no logró salir. Goffin no tembló en ningún momento y logró una victoria con 34 años que quizá ya no esperaba.
Carlos tendrá ahora un periodo de reflexión más largo del esperado. Su próximo reto es la tierra batida, con Montecarlo como primera parada. Seguirá siendo el tres del mundo, pase lo que pase en Miami, pero no logra acercarse a Jannik Sinner, ahora que el italiano está cumpliendo la sanción por dopaje. El número uno no es ahora un objetivo de Alcaraz, que tiene que recuperar la estabilidad en su juego.