Gestionar la escasez de agua, el gran reto para afrontar el futuro
El cambio climático está agravando la escasez de agua en multitud de regiones de todo el mundo. Los fenómenos meteorológicos que se producen, con temperaturas cada vez más extremas y precipitaciones más escasas, barajan un escenario para las próximas décadas que, sin llegar a ser apocalíptico, pone en jaque la dependencia actual de los recursos hídricos con los que contamos. La escasez de agua también preocupa por el riesgo de desertificación, que en el caso de España, podría llegar a afectar al 74% del territorio en pocas décadas.
Ante esta situación, se mide al milímetro dónde se producen los consumos. La agricultura es la responsable de un gran porcentaje de la extracción de agua en España, seguida por la producción de electricidad y las redes de suministro público. El crecimiento continuo de la superficie regada, las sequias y el cambio climático plantean nuevos desafíos. Por su parte, el suministro urbano, el segundo mayor demandante, se enfrenta a dificultades financieras y de gestión, con el agravante de hacer frente al aumento de la población. Los efectos adicionales del cambio climático apuntan a la necesidad de desarrollar medidas de adaptación, como la diversificación de fuentes, y la mejora de la gobernanza.
Los planes hidrológicos del tercer ciclo de planificación que comprenden hasta 2027 para reorientar la gestión del agua, y atendiendo al compromiso de transición ecológica adquirido a través del Pacto Verde Europeo, plantean una reducción del 15% en el uso del agua hasta el año 2050, fijando planes concretos para que la eficiencia sea una prioridad. Es un primer paso en la buena dirección.
Gestión de la escasez
Pero para gestionar su escasez con vistas de futuro, es necesario tener en cuenta varios factores: aumentar la capacidad de las reservas; obtener nuevas fuentes de suministro como la desalación y la reutilización de aguas residuales; mejorar la eficiencia de los procesos; y una mayor apuesta por la investigación. En temas de inversión en España, según el ciclo de planificación hidrológica 2022-2027, se prevén más de 37.000 millones de euros para ejecuciones hídricas, aunque la realidad es que solo han sido utilizados el 50% de los fondos, con un gasto de 2.500 millones anuales. Por tanto, hacen falta mayores inversiones en abastecimiento, depuración y digitalización de las redes para mejorar el ciclo integral del agua y hacer frente al déficit infraestructural que afecta a muchas regiones de España. Solo así será posible garantizar un suministro sostenible y duradero a largo plazo.