Innovación en el ciclo integral del agua
La pérdida de masa glaciar está contribuyendo de forma significativa al aumento del nivel del mar en todo el mundo, lo que constituye un riesgo, no solo en las zonas de proximidad de los glaciares, sino también en el resto de lugares del planeta. Crecidas, sequías, deslizamientos de tierra o subidas del nivel del mar son solo algunas de las consecuencias de los cambios producidos por el deshielo, situando la protección de las zonas glaciares como estrategia primordial para la supervivencia de las personas, de los ecosistemas naturales y de la biodiversidad.
Así lo manifiesta Naciones Unidas en el marco del Año Internacional de la Conservación de los Glaciares, que fija tres líneas de actuación para mitigar los efectos del cambio climático: la reducción de emisiones de carbono, la gestión sostenible del agua de deshielo y la adaptación al retroceso glaciar mediante actuaciones locales.
El agua de deshielo de los glaciares es vital para la obtención de agua potable, usos agrícolas, industriales y producción de energía limpia. Sin embargo, el ritmo de derretimiento y las emisiones de efecto invernadero es ya innegable, con lo que en un escenario optimista de bajas emisiones para el año 2100, la masa glaciar disminuirá como mínimo un 25%. España es uno de los países más vulnerables al cambio climático, con episodios meteorológicos cada vez más frecuentes de Danas y sequías, y un 75% de su superficie en riesgo de desertificación.
Desde 2011, los glaciares pirenaicos han perdido 63 hectáreas de hielo, de manera que de los 24 glaciares que había en 2011, tan solo quedan 15. Se prevé que a mediados de siglo se podría producir la completa deglaciación de la Península. Ante este panorama, urge la necesidad de desarrollar estrategias de adaptación relacionadas con el agua como las que lleva a cabo Veolia, un referente internacional que promueve la transformación ecológica desde la innovación, aportando soluciones que contribuyen a paliar el impacto del cambio climático. En España, la compañía ofrece suministro de agua a 13,5 millones de usuarios en más de 1.100 municipios, actuando desde la proximidad al territorio y apostando por la colaboración público-privada en tres ámbitos clave de sostenibilidad como son el agua, la energía y los residuos.
Soluciones tecnológicas de vanguardia
Su estrategia basada en la innovación, la tecnología, la digitalización y las alianzas le ha permitido impulsar el desarrollo de infraestructuras verdes y resilientes a través de las ecofactorías, con las que se optimiza el ciclo integral del agua, regenerándola para usos urbanos, agrícolas, industriales y turísticos; transformando los residuos en nuevos recursos como biogás o fertilizantes; produciendo energía renovable para el autoconsumo de la propia planta depuradora; y generando un impacto positivo en el entorno donde se ubica. De este modo, la ecofactoría evoluciona de depuradora tradicional a fábrica de generación de recursos destinados a preservar el medio ambiente y la biodiversidad local.
El hecho de aplicar soluciones tecnológicas de vanguardia, como la inteligencia artificial, el big data o el machine learning, ha contribuido a que Veolia haya aumentado la resiliencia de sus infraestructuras, contribuyendo además a la anticipación de eventos extremos. La red de centros Dinapsis Hubgrade by Veolia ofrece un conjunto de soluciones inteligentes para monitorizar remotamente las actividades de la compañía y optimizar la gestión del agua y la salud ambiental de los territorios.
Modelos de éxito
La compañía está presente en diversos proyectos de innovación a lo largo del territorio nacional. En Granada, por ejemplo, gracias al acuerdo de colaboración público-privada con el Ayuntamiento, la ecofactoría BioSur ha conseguido promover la descarbonización y reducir la contaminación de la ciudad, disminuyendo además la huella de carbono del sistema de gestión del agua.
La ecofactoría del Baix Llobregat es otro gran proyecto de referencia en reutilización del agua. Gestionada por Aigües de Barcelona, parte del grupo Veolia, envía 1.500 litros por segundo de agua regenerada al río Llobregat para ser reutilizada como agua prepotable. El agua regenerada de la ecofactoría se emplea para usos agrarios, urbanos y, en un futuro próximo, también industriales. En las Islas Canarias el déficit hídrico ronda el 35% a causa de la escasez de lluvias. Para atajar el problema, el grupo opera más de 50 estaciones depuradoras con las que produce más de 6.000.000 m3 de agua regenerada para el riego de zonas verdes municipales, entre otros usos.
Otros casos de éxito son los proyectos de I+D+i asociados a la resiliencia climática de territorios, como ICARIA de Cetaqua (Centro Tecnológico del Agua), cofinanciado por el programa Horizon Europe de la CE que propone un marco de modelización de infraestructuras críticas estratégicas, para aumentar su capacidad de resistencia frente a las inclemencias meteorológicas extremas. A nivel internacional, Cetaqua lideró una investigación en Chile que puso de manifiesto que los glaciares de la zona central del país perderían una parte importante de su volumen si no se reducían las emisiones contaminantes de aquí a 2100, impulsando el trabajo colaborativo para realizar proyecciones, encontrar soluciones a largo plazo y anticiparse a los efectos del cambio climático.