Concluye la campaña del 20-D con tensiones e incertidumbres sobre el resultado y los pactos
En estas circunstancias, todas las miradas se dirigen a Ciudadanos, la formación que podría tener la llave para marcar los derroteros de la política nacional en el día después a las elecciones. Pero su postura es quizá la más ambigua de todas. Después de que el miércoles el presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, abriera la puerta a un pacto de gobernabilidad y no solo de investidura -en lo que todo el mundo interpretó como un guiño al partido emergente de centro-derecha- el líder de C’s, Albert Rivera rechazó la oferta en un mitin en Santander asegurando que "sería defraudar a mucha gente seguir defendiendo un modelo de España PP-PSOE o PSOE-PP. El 'y tú más', el insulto, la falta de reformas, el agravio... No hemos llegado hasta aquí para que todo siga igual".
Ante esta situación y el miedo a un tripartito -PSOE, Ciudadanos y Podemos- que aúpe al poder a la izquierda radical, el diario británico ‘The Economist’ ha publicado un artículo en el que sin ningún tipo de cortapisas y con el titular “¡Feliz Navidad, España!” sugiere a la formación de Rivera, a la que califica de "liberal", que pacte con el Partido Popular para descartar así el temido tripartito "populista"."Harían más que el PP para profundizar en las reformas económicas", afirma el texto, en el que se alerta de que los socialistas han prometido dar marcha atrás a la reforma laboral del PP “tan alabada desde Europa”. Por ello, ‘The Economist’ pide a la formación naranja que se alíe con Rajoy, quien debe adoptar "la agenda anticorrupción" que Rivera ha presentado durante la campaña, para frenar el "aumento del populismo" en el continente. "Si los españoles lo evitan y abrazan las reformas, este país puede ser un ejemplo para Europa", sentencia el diario.
La publicación del artículo ha coincidido con la presencia en Bruselas de Albert Rivera, que se ha reunido con siete primeros ministros de la UE, los dirigentes de aquellos países gobernados por formaciones políticas que se enmarcan dentro de la Alianza de Liberales y Demócrtas por Europa (ALDE): Mark Rutte, primer ministro de los Países Bajos; Taavi Rõivas, primer ministro estonio; Xavier Bettel, primer ministro de Luxemburgo; Charles Michel, primer ministro belga; Miro Cerar, primer ministro de Eslovenia; Juha Sipilä, primer ministro de Finlandia; y el danés Lars Løkke Rasmussen. Y allí el presidente de Ciudadanos ha adquirido un firme compromiso, el de no permitir que, después de las elecciones generales, en España pueda haber un Gobierno del que forme parte Podemos al entender, entre otras cosas, que propicia el separatismo con su propuesta de referéndum en Cataluña.
Rechazar una posible alianza con el partido de Pablo Iglesias supone descartar un arreglo del que pudiera salir beneficiado el PSOE, al que las encuestas auguran una rotunda caída en votos y en escaños. Todas las que se conocieron el lunes pasado, último día permitido por la ley para publicarlas, daban a los socialistas una representación por debajo de los cien diputados (85 y 94 escaños, según Metroscopia para ‘El País; 83-85, según GAD3 para ABC) lo que solo con el apoyo de Ciudadanos (53-67 diputados según ‘El País’ y 59-63, según ABC) no da la suma suficiente para alcanzar la mayoría de un hemiciclo con 350 asientos. Habría pues que contar con Podemos para cuadrar la ecuación, pero eso supondría que Rivera renunciara a su recién proclamado compromiso.
La otra posibilidad es que Podemos (50-53 escaños según ABC y 55-64 según ‘El País’) se avenga a pactar con el PSOE para que Pedro Sánchez sea presidente, siempre y cuando Ciudadanos se abstenga en la votación para investir a Rajoy y que el PP quede por debajo de los 130 diputados (117-124 para ABC Y 105-112 para ‘El País’), ya que para que salga elegido un candidato tras la primera votación solo se necesita tener más votos que el contrario. De momento, sin embargo, el líder de Podemos mantiene que su estrategia consiste en no anticipar con quién va a pactar y con quién no. De todas formas, Pablo Iglesias es quizá el dirigente que menos ha descalificado el pacto postelectoral como fórmula para decidir quién gobernará el país tras las elecciones. De hecho, el miércoles aseguró que la próxima legislatura será necesario "hablar con todos" y consideró posible "ponerse de acuerdo" con el PSOE en políticas sociales, "como ya se ha demostrado en Cádiz o Madrid" y con Ciudadanos para limpiar la corrupción de la vida política.
En cuanto al líder socialista, Pedro Sánchez, se ha desgañitado durante toda la campaña para tratar de convencer al electorado de que solo votando al PSOE estará garantizada la salida del PP del Gobierno. Curiosamente, no tiene ningún reparo en atacar a Podemos, que es su rival en la izquierda pero también su socio más plausible en el caso de que esté en condiciones de articular una alianza para ser la alternativa a Rajoy. Este jueves, ha arremetido contra Pablo Iglesias, por decir que "estaría encantado de recibir los apoyos del PSOE para ser investido presidente del Gobierno" y advertir -en un mitin electoral ante sus seguidores, no en un foro más reflexivo- de que si el PSOE necesita los votos de Podemos, que no cuenten con ellos. "Plantea una relación político-afectiva interesante, que si algo ama por encima de sí mismo es su ego, porque me está diciendo: Pedro, ámame tú a mí, que yo también me amo a mí mismo", ha dicho el líder socialista.
A Iglesias le ha recriminado también que, como dirigente de izquierdas, "aplaudiera a Ada Colau cuando dijo que los socialistas éramos unos criminales". Pero, además, Sánchez ha criticado al presidente de Ciudadanos cuestionando su supuesta indefinición ideológica cuando asegura que no es "ni de izquierdas ni de derechas". Si apoya al PP, ha dicho, en asuntos como los copagos farmacéuticos y la reforma laboral con un contrato único que es "una vuelta de tuerca" de la reforma, "tendrás veinte años menos, pero eres del PP", ha manifestado dirigiéndose a Rivera.
Y, ¿qué hay de la gran coalición PP-PSOE, la opción favorita de quienes observan con horror cómo naufraga el bipartidismo? Rajoy no quiere ni hablar del tema hasta que se conozca el veredicto de las urnas y Sánchez no tiene dudas. “Si quiere, me lo tatúo en la frente. No va a haber gran coalición con el PP”, ha afirmado tajante.
Durante su intervención en el penúltimo acto electoral de la campaña, el secretario general del PSOE se ha referido al debate que mantuvo el lunes pasado con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para comentar lo "enfadados" que están con él en el PP "por decir lo que piensan millones de españoles". El debate del pasado lunes, el único en el que ha participado el presidente del Gobierno y líder popular, marcó un punto de inflexión en la campaña. Lo que para unos fue un ataque desmesurado de Sánchez acusando a Rajoy de no ser una persona decente por su pasividad ante los escándalos de corrupción que afectan a su partido, para otros ha supuesto una remontada del candidato del PSOE, que había salido tocado del debate que una semana antes se había celebrado en Atresmedia, cuando Pablo Iglesias le hurtó el liderazgo de la izquierda. Está por ver hasta qué punto el cierre de filas de los votantes socialistas contrarresta el del electorado popular, movilizado a raíz de la agresión sufrida por Rajoy durante un paseo por Pontevedra. A 48 horas del día D, no hay nada seguro y todo es posible.
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