Gaza: el derecho a informar también está bajo asedio
La luz de la historia nos enseña que aquellos episodios en los que la sociedad permitió la existencia de restricciones al periodismo, además de otras libertades, resultaron en los peores regímenes que la humanidad ha sufrido.
Pues, en sociedades democráticas, la libertad de prensa no es una concesión, sino una necesidad que las garantiza y fortalece, al permitir el flujo de ideas e información.
Por esto, resulta intolerable el cerco informativo impuesto por el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sobre el territorio gazatí. Esta decisión, en medio de una ofensiva militar de consecuencias humanitarias devastadoras, requiere ser revisada y corregida.
Desde hace más de 18 meses, las autoridades israelíes han limitado el ingreso de corresponsales internacionales a Gaza, sin un motivo justificado ante la opinión pública internacional. Una decisión que constituye una violación flagrante del derecho internacional humanitario.
De acuerdo con el Protocolo Adicional del Convenio de Ginebra, “los periodistas que ejercen su labor en zonas de conflicto armado deben ser considerados civiles y protegidos como tales, siempre y cuando no participen directamente en las hostilidades” (artículo 49).
Al cerco informativo de lo que acontece en Gaza, se agrega el hecho de que, según los datos de Reporteros Sin Fronteras (RSF), casi 200 periodistas palestinos han sido asesinados desde el inicio del conflicto. De ellos, al menos 45 fueron atacados deliberadamente por su labor informativa o murieron mientras ejercían su trabajo.
La labor del periodismo exige presencia sobre el terreno, contraste riguroso de fuentes y un compromiso con la objetividad. Sin acceso a Gaza, las redacciones del mundo se ven obligadas a operar con fuentes cada vez más escasas y condicionadas, pues solo quedan las que provienen de ambos lados del conflicto.
En semejante contexto, la independencia editorial y la calidad informativa se ven gravemente comprometidas, y con ellas, la capacidad de las sociedades para comprender con claridad los hechos y exigir responsabilidades.
En este sentido, es fundamental que las autoridades israelíes abran las fronteras de Gaza para los periodistas. No puede haber verdad sin testigos, ni justicia sin relato. Allí donde se impide informar, se abren las puertas para la injusticia y la impunidad.