La Comunidad de Madrid elevó ayer al nivel dos la alerta por calor, y en algunos puntos de la región se están alcanzando los 40 grados. Pero los datos invitan a respirar: los incendios en la Casa de Campo, una de las zonas de la más propensas a arder —por las condiciones del suelo y el clima—, han descendido un 85% en los últimos 24 años. Ello permite que los servicios forestales tengan que intervenir con menos frecuencias en conatos, aunque no bajan la guardia y durante las 24 horas los efectivos aguardan en los retenes que se implementan durante las campañas de verano. La zona era hace unos años un dolor de cabeza para los servicios forestales, pero es ahora un área controlada. En 2024 se quemaron un 1% de los metros cuadrados que en 2001 quedaron abrasadas (casi 1.500 contra los más de 150.000 de hace 25 años). Y tanto las autoridades como los propios trabajadores coinciden en que las labores de prevención que se realizan a lo largo del año han ayudado a este descenso notable de los fuegos. Estas consisten en el mantenimiento de 128 kilómetros de cortafuegos, labores de desbroce en 1.400 hectáreas, podas e, incluso, un rebaño de 450 ovejas que reducen las hierbas y consiguen que el suelo sea menos propenso a incendiarse. En lo que va de verano, tan solo se han producido dos leves conatos de incendio en la Casa de Campo, asociados a un descuido y fuegos provocados, respectivamente. En esta ocasión, el ayuntamiento ha adelantado la campaña de intervención de conatos, para la que se han puesto operativos tres retenes de pronto ataque, al 21 de abril. Es decir, esta vez los servicios forestales estarán en máxima alerta durante unos seis meses. Para la campaña de este 2025, el consistorio ha aumentado «los recursos materiales, económicos y humanos» en los tres retenes, según explicó el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante. En el enclave montado en torno a la torre de vigilancia en el Cerro de Garabitas los servicios cuentan con 53 efectivos y siete camiones, entre los que se encuentran varios todoterrenos con cubas de 450 litros. El encargado del retén de la Casa de Campo, Manuel Hidalgo, asegura que esta mejora de los recursos «se ha notado». Él, que lleva 14 campañas en este oficio, confirma el descenso de conatos: «Este año hemos avistado pocos. Suelen ser provocados. Hay que andar con cuidado porque esta es una zona con mucho aire y altas temperaturas», afirmó. El año pasado apenas se intervino en diez fuegos en la Casa de Campo. El trabajo de los efectivos de los servicios forestales consiste en ver los fuegos y actuar, en primera instancia, sobre ellos: «Cuando hay un humo, nos notifica la torre, lo ubicamos y hacemos un ataque directo sobre él para que no llegue a más». De todas maneras, el Cuerpo de Bomberos de Madrid actúa como apoyo «para establecer un plan urgente si el incendio fuera a mayores», explicó la alcaldesa en funciones de Madrid, Inma Sanz. Durante las horas de más calor (a partir de las 12 del mediodía), hasta cuatro equipos enteros llegan a estar trabajando en el retén de la Casa de Campo. Según su encargado, las condiciones laborales de quienes trabajan ahí se han visto mejoradas en los últimos años, puesto que ahora ya cuentan con aire acondicionado, una medida que venían pedido desde varios años atrás.
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